Emoción, gritos y largas colas por la reapertura de las calesitas en Córdoba

Tras el reclamo y la larga lucha de los dueños y trabajadores, las calesitas volvieron a rodar con estrictos protocolos en Córdoba.

Es así, que las siete calesitas que están en las plazas de Córdoba: dos en el parque Sarmiento, Alberdi (en la Jerónimo del Barco), Alta Córdoba (Rivadavia), Yobre, San Vicente (Mariano Moreno) y Parque General Paz; ya pueden funcionar.

El Centro de Operaciones de Emergencias (COE) aprobó el lunes pasado el protocolo para esta actividad recreativa. Las medidas contemplan un solo sentido de circulación sobre el plato giratorio y entradas y salidas bien marcadas.

El protocolo establece que en el ingreso debe haber una "barrera sanitaria" compuesta de una alfombra sanitizante y de alcohol en gel para las manos del público.

Además las personas deberán tener cubrebocas (excepto menores de dos años) y el encargado de la venta de tickets deberá portar máscara protectora y antiparras. Se indica que una vez que se acaba la vuelta, se deben higienizar todos los componentes de la calesita.

En la Plaza Jerónimo del Barco, una fila de niños esperaba este jueves por su turno de entrada. Karina, una de las mamás, confesó que su hijo Eugenio estaba desesperado por volver.

"Nosotros vivimos en este barrio y venimos a la plaza con frecuencia. Nos encontrábamos con las rejas y los candados cada vez que veníamos a visitar los caballitos. Ayer mi hijo cumplió años, así que este es su mejor festejo", comentó con alegría la vecina de barrio Alto Alberdi, que visitó este jueves la Plaza Jerónimo del Barco.

En Villa del Libertador, también abrió la calesita de la plaza 12 de Octubre. Eugenia Pfluger la conduce y fue también la persona que se puso al frente de la lucha para lograr las aperturas.

"Fueron ocho meses de inactividad. Yo tenía cerrado y había empezado a desarmar todo para hacer unas tareas de mantenimiento. Por suerte, desde el COE nos confirmaron la apertura y fue muy grato", comentó Pfluger.

Desde el 14 de marzo que cerraron y no volvieron a abrir por eso, cuando comenzaron a ver que los niños iban a las plazas de los barrios, empezaron a exigir para que los dejaran abrir con protocolos.  

"Ibamos tres veces por semana al COE, pedíamos colaboración de la gente, en las redes se empezó a sumar el reclamo de la comunidad. Y finalmente nos dieron el visto bueno. Ese día me largué a llorar", recordó emocionada Pfluger.