En 14 días, dos muertos por "accidentes" con armas policiales

Una chica de 24 años recibió un tiro en la cabeza esta madrugada en barrio General Urquiza. Al parecer, un amigo del policía, que estaba "dado vuelta", le arrebató el arma y apretó el gatillo. Hace dos semanas pasó algo similar en Alto Alberdi y murió un hombre de 24 años.

La vivienda de General Urquiza donde ocurrió la fatalidad.
La vivienda de General Urquiza donde ocurrió la fatalidad.

Por ley, los policías están obligados a llevar siempre su arma reglamentaria, aún cuando estén de civil o fuera de servicio. Sin embargo, por su condición de funcionario policial, deben ser extremadamente cuidadosos con su utilización y su manejo.

En febrero pasado, en un escandaloso operativo policial fue asesinado Franco Amaya (18) en Villa Carlos Paz. Fue entonces que el Gobierno provincial apuró los cambios en la formación de los agentes policiales y adicionó cuatro meses en la preparación: a los nueve meses de "academia" se sumaron otros cuatro de "calle". El objetivo era contrarrestar los problemas y las críticas por la facilidad con la que los inexperimentados agentes accedían a un arma.

Un ejemplo de esto es lo que ocurrió en las últimas dos semanas en Córdoba, donde un hombre y una mujer murieron en presuntos "accidentes" con armas policiales.

El primero fue el 18 de junio en una casa de Alto Alberdi, donde un joven policía de 24 años "jugaba" con su pistola reglamentaria 9 milímetros, creyendo que estaba descargada, y mató de un balazo en el tórax a un amigo. Ocurrió en medio de una "juntada" para pasar el rato con la playstation.

El agente, Darío Alberto Mercado Peralta, fue imputado por el homicidio culposo de su amigo Mateo Pintarelli, de la misma edad.

Algo similar ocurrió esta madrugada en barrio General Urquiza, donde seis personas bebían alcohol en una casa y se preparaban para ir al baile. Uno de ellos era el policía Jonathan Carlos Nievas, de 25 años, a quien acompañaba su novia Micaela García, de 24.

Según los testimonios que recogió la fiscal Milagros Gorgas, un amigo del policía, que estaba "dado vuelta" por el alcohol (y presumiblemente por drogas que había ido a comprar minutos antes), le arrebató el arma y apretó el gatillo. El proyectil pegó en la cabeza de Micaela, quien murió a los minutos.

El autor del disparo salió corriendo con la pistola en la mano, y todavía no saben dónde está. "Todo apunta a que no hubo intención. Parece que hubo exceso de consumo de sustancias y eso causó el hecho", explicó a Día a Día el comisario inspector Fernando Jones, a cargo del Departamento Homicidios.

Sobre el autor del disparo, señaló que escapó con el arma del policía y temen "que haga una locura". "Lo estamos buscando por todas partes", dijo Jones.

Como ocurre en estos casos, el Tribunal de Conducta Policial dejó en pasiva al policía, lo que significa que momentáneamente no puede trabajar y que su sueldo quedó reducido en un gran porcentaje.

Además, la fiscal Gorgas lo imputó por homicidio doblemente agravado por el vínculo, aunque por el momento continúa en libertad dado que todo indica que fue un hecho accidental.

Alcohol y muerte. Ocurrió esta madrugada en una casa de calle Vicente Dupuy al 3.100 donde seis personas (cuatro hombres y dos mujeres) consumían bebidas. "Estaban por ir a bailar. Uno de ellos, el que disparó, minutos antes había ido a comprar drogas, según los testimonios de los otros", señaló Jones.

Al parecer, cuando se pusieron de pie para salir, el policía Nievas tomó el arma reglamentaria y se la puso en la cintura. "El amigo se la arrebató, apuntó para un costado y disparó", dijo Jones.

La bala mató a Micaela García. En esos segundos de confusión y gritos, el autor del disparo escapó corriendo con la pistola en la mano. "No hay, hasta ahora, indicios de un hecho doloso. Pero no lo descartamos", se mostró cauto el jefe de Homicidios.

Nievas egresó hace dos semanas de la Escuela de Policía.

Otro grave antecedente. En abril de 2013, el cabo Rodrigo Gallardo mató de un disparo en la cabeza a Andrés Fuentes, un adolescente de 13 años, en una casa de Alto Alberdi.

La reconstrucción judicial del momento indicó que fue una negligencia. Un dato llamativo es que Gallardo es cuñado del cuestionado exjefe de Policía Ramón Frías, quien renunció a su cargo en setiembre de 2013.