¿Qué define a un buen estudiante secundario? De los últimos resultados de las pruebas Aprender en Córdoba surgen nuevas perlitas desconocidas hasta el momento.
La evaluación del Ministerio de Educación de la Nación revela que una escolarización temprana en salita de jardín de infantes de 3 o 4 años, pocas inasistencias y objetivos altos mejoran el desempeño en el nivel medio.
Pero hay más: las pruebas revelaron que a las mujeres les va mejor en lengua y a los chicos, en matemáticas. Por sorpresa, los estudiantes de escuelas rurales rinden mejor en la primaria que sus pares de colegios urbanos.
“El desempeño de los estudiantes se ve altamente favorecido cuando el estudiante asistió varios años al nivel inicial. Cuanto más tempranamente un niño ingresa al sistema, mayores posibilidades tendrá para compensar las condiciones de desigualdad del inicio”, indicó Delia Provinciali, secretaria de Educación de la Provincia.
La escolarización temprana mejora el desempeño de los estudiantes secundarios. En la problemática asignatura de matemáticas, el 40,3 por ciento de los alumnos que asistieron a sala de 3 y 4 alcanzan un rendimiento satisfactorio o avanzado. La cifra comienza a bajar al 34,8 por ciento (en el caso de los que sólo fueron a sala de 5) y al 28,2 por ciento para los que no asistieron ningún año al jardín.
Si se tiene en cuenta el género, a las mujeres les va mejor en lengua: el 66,6 por ciento de las alumnas logra un rendimiento satisfactorio y alto. En el caso de los hombres, el porcentaje baja al 56,2 por ciento.
En matemáticas en cambio ganan los varones: el 42,6 por ciento alcanza un buen desempeño o más. En cambio, en las mujeres alcanza al 37 por ciento. En ciencias sociales y naturales, la cosa se equipara.
“Algunas investigaciones demuestran que existen diferencias en el desarrollo cerebral. Las mujeres activan más un área del cerebro y los varones, otras. Pero además hay una construcción cultural que hace que las chicas elijan determinadas carreras y los hombres, otras”, agregó Provinciali.
Por niveles, campo y ciudad. Las pruebas Aprender indican que los estudiantes de escuelas rurales se desempeñan mejor en primaria. Y los de colegios urbanos, en secundaria. En los primeros, cuesta que un profe pueda hacerse cargo de varias materias con estudiantes de distintas edades.
La repitencia no garantiza el éxito en nivel medio. Los índices de desempeño por debajo del nivel básico aumentan en estudiantes que repitieron varias veces, tanto en primaria como en secundaria. La sobreedad y más de 17 faltas al año, también.
Finalmente, los alumnos de escuelas privadas también demostraron mejores resultados en secundaria. Al desagregar este ítem, la prueba Aprender encontró que el 40,3 por ciento de los padres de estos alumnos tiene título universitario. El 95,6 por ciento proviene de un sector social medio o alto.
En el caso de los alumnos de escuelas públicas, más del 40 por ciento de los padres no completaron el secundario. Y el 78,8 por ciento proviene de clase media o alta. Y es mayor el índice de los que pertenecen a clase baja.
“El efecto escuela tiene que ver con ajustar el proyecto educativo a la realidad de la familia. Quizás no se le puede pedir que corrija los deberes a un papá que no terminó la secundaria. Pero sí que tenga en cuenta el cronograma de materias de su hijo y que recuerde qué carpeta debe llevar”, agregó la funcionaria.
Del trabajo de campo se desprende que ganan los cursos en los que los docentes trabajan en equipo, hay claridad en los objetivos que persiguen los estudiantes y confianza en sus posibilidades.
De las pruebas Aprender participaron 31.970 estudiantes de 6° año, de los cuales el 84,9 por ciento respondió más de la mitad de la evaluación. También cantaron presente 918 escuelas, un 94,4 por ciento del total.
