Talleres se sacó la mufa y volvió a festejar

Le ganó 1-0 a Newells con golazo de Payero y cortó con una racha negativa de cuatro partidos con derrotas en Superliga. Fiestón en el Kempes.

Talleres festejo
Talleres festejo

El Kempes vivió clima de clásico desde antes de arrancar el partido. El duelo de hinchadas entre los de Talleres y los de Newells presagiaba que iba a ser un lindo domingo de fútbol.

Para los futboleros de ley, la presencia de hinchas de los dos clubes en un partido es lo mejor que puede pasarle al espectáculo y así lo vivieron. El condimiento, para los locales, de que enfrente no sólo estaba Newells sino que, en el banco, dirigiendo a los rosarinos, estaba Frank Kudelka, el último técnico ídolo de la T. Y lo recibieron con una ovación inolvidable.

En el transcurso del juego, los puntos más altos fueron en cada llegada de los dos pero los hinchas de la T, fiel a su costumbre, metieron aliento y música desde las tres tribunas que habitualmente ocupan en el Kempes.

A los 28, Lema ex Belgrano, metió la mano y penal para Talleres pero Aguerre, arquero de Newells le tapó el disparo a Bustos.

Luego del penal atajado, el visitante se animó más y sus hinchas, que ocuparon la tribuna popular Artime, se contagiaron. Hubo una jugada de Bíttolo que pasó cerca que pudo ser gol para la Lepra pero no mucho más.

El primer tiempo se cerró con el cero en los dos arcos pero con el espectáculo del duelo de las dos hinchadas, a full.

En el segundo tiempo, llegó la emoción. Especialmente para Talleres. A los 19, Payero reemplazó a Cubas y muchos lamentaban la baja del volante central. El lamento duró menos de un minuto porque el ex volante de Banfield, en la primera que tocó, la clavó en el ángulo derecho de Aguerre para hacer explotar a los hinchas albiazules.

Luego del gol, Talleres agarró confianza. Y eso, en las tribunas, se notaba. Los de Newells, adentro de la cancha sintieron el impacto y también se replicó en la popular donde estaban los fanas rosarinos.

Hasta el final, hubo banca desde afuera para el equipo local. Y, en el cierre, el grito contenido que explotó cuando se decretó el final del partido. Porque Talleres hací cuatro partidos en Superliga que venía perdiendo y uno más por Copa Argentina. Por eso el festejo final. Muy justificado.