Historia ganadera, raza madre, Shorthorn

Si bien la Shorthorn fue concebida como una raza de doble propósito, y aun así se la utiliza en algunos países, son sus carnes las que se hicieron famosas en todo el mundo, reconocidas por su buena calidad en materia de terneza y sabor.

Ganado Shorthorn
Ganado Shorthorn Foto: El agrario

Con antecedentes que parten de 1790, en el noreste de Inglaterra, más precisamente en los condados de Northumberland, Durham y Yorkshire, se gesta la raza Shorthorn, denominación que significa “cuernos cortos”. De acuerdo a información recabada, su creación parte de la combinación de las corrientes de sangre local Teeswater y Holderness.

La oficialización de la raza Shorthorn, (que en sus albores se denominó Durham) acontece en 1822 con la creación del libro genealógico correspondiente. De ella surgen influencias para el nacimiento de nuevas razas europeas o, su intervención en el mejoramiento de otras, tal como ocurrió con la raza Normanda o con cebú para concebir la Santa Gertrudis.

Cara alargada, frente ancha, ojos vivaces, morro rosado, orejas firmes; cuernos cortos de tono crema, aplastados lateralmente, algo encorvados hacia adelante asi como hay una variedad mocha = polled.

Son animales macizos de gran desarrollo muscular; tronco profundo y cilíndrico, espalda larga y ancha, con grupa vasta, muslos bien desarrollados; pecho arqueado y profundo; las patas son cortas con huesos fuertes.

La piel es de color crema claro y sin pigmentación. Si bien en la raza se admiten tanto el rojo, el roano o el blanco, la coloración preponderante del pelaje es el rojo cerezo; también están los rosillos y en menor medida el blanco. El pelo tanto en cuanto a largo y grosor es intermedio con conocidos remolinos.

El ganado Shorthorn que se adapta muy bien a los sistemas pastoriles, es portador de buena conformación de carne y rendimiento de la canal; con un alto tenor de grasa subcutánea e intramuscular por lo que se le reconoce una terneza y gusto especial.

Los toros son buenos reproductores; en tanto las vacas presentan buena facilidad de parto, son muy eficiente en la alimentación de sus terneros dado su buena producción lechera. Los intervalos entre parto están dentro del promedio general de las razas bovinas británicas. Los terneros expresa un rápido crecimiento; los novillos en engorde registran buenas ganancia de peso diario y las hembras en feedlot son sumamente buscadas ya que se terminan 20 días antes que las otras razas a igual peso con todo lo que eso importa en la economía de esta práctica.

Sin duda la Shorthorn es una de las más versátiles de las razas bovinas, condición bien valorada. Cabe destacar que las eficientes vacas producen apreciables volúmenes de leche muy nutritiva durante cada lactación, y cuando su vida productiva como lecheras concluye, su carne es comercializada sin impedimentos. En la Argentina muchos tambos durante muchos años fueron cubiertos por la producción de las Shorthorn, hasta la llegada de las razas específicas.

El ganado Shorthorn está presente en varias latitudes; además de su originaria Gran Bretaña, se encuentran importantes rodeos de la raza y sus cruzamientos en países con gran desarrollo ganadero: Estados Unidos, Argentina, Canadá, Australia y Sudáfrica. Su cría y explotación contempla una amplia diversidad de suelos y condiciones topográficas. Los sistemas intensivos de alimentación y manejos diferenciados evidenciaron que estos animales se adaptan a una amplia variedad de condiciones climáticas.

La raza Shorthorn es una de las más utilizadas en los procesos selectivos para la búsqueda de nuevas líneas o razas de ganado. Se considera que alrededor de 40 razas bovinas cuenta entre sus ancestros una dosis del valor genético de esta estirpe.

En nuestro país bien puede arrogarse la Shorthorn el mote de “Raza Madre de la Ganadería Argentina”. En 1826 el ganadero británico John Miller, importó desde su patria el toro “Tarquino” para su estancia “La Caledonia”, situada en Cañuelas en la Provincia de Buenos Aires. De esa manera se introducía el primer ejemplar de pedigree, iniciando así una óptima carrera ascendente en excelencia genética.

La raza Shorthorn experimentó un gran desarrollo en Argentina sentando las bases del producto emblema “la carne argentina”, prevaleciendo por mucho tiempo como líder indiscutido, merced al aporte de varias generaciones de ganaderos locales que hicieron de la cría de la raza un culto. Al respecto se impone mencionar que fueron cuantiosos los aportes a la actividad ganadera y su red complementaria industrial y comercial.

La raza en nuestro país fue cediendo espacio a otras alternativas, que avanzaron considerablemente sobre la raza, que sigue siendo una excelente raza cruzante donde la manifestación del vigor hibrido suele mostrarse en su máximo esplendor.

En los últimos años criadores consecuentes y con ansias de recuperar protagonismo, vienen trabajando afanosamente con la mejor genética seleccionada, lo que está derivando en la obtención de un Shorthorn revalorizado, logrando animales con más músculo, con optimas tasas de crecimiento, que va logrando nuevo adeptos a medida que se va re adoptando esta raza madre como parte necesaria para armar rodeos sustentables en la producción de carne.

Producto de esta adecuación y el apoyo brindado por la Asociación Argentina de Criadores de Shorthorn, por estos días comienza advirtiéndose signos de recuperación, la que por otra parte también está ocurriendo en el concierto internacional.

Esta tendencia se sustenta con indicadores tales como:

  • Aumentos significativos de animales registrados.
  • Incremento de los valores de los animales comercializados, ya más que corroborado en este año de remates pandémicos con excelentes valores de realización tanto para machos como para hembras e incluso equiparando precios con los de las razas más cotizadas.
  • Mayor demanda en los feedlots que requieren Shorthorn o cruzas Shorthorn.
  • Mayor demanda de hembras de pedrigee para la renovación de rodeos, es una señal muy importante, donde lote que sale a la venta tiene cola de adeptos.