Los testimonios que comprometen al jefe de la DDI Azul, denunciado por acoso sexual

El Comisario Mayor Víctor Estevena fue acusado por tres oficiales de policía. El diario EL TIEMPO accedió a la declaración de las denunciantes.

Tres agentes mujeres denunciaron al jefe de la DDI de Azul, el comisario mayor Víctor Estevena, por presunto acoso sexual durante las horas de trabajo. Según trascendió, la denuncia se realizó de forma anónima ante el Ministerio de Seguridad de la provincia de Buenos Aires.

El diario EL TIEMPO accedió a las declaraciones de las oficiales de policía que complican al funcionario policial. Todas las mujeres coinciden en que Estevena les hacía preguntas sexuales y en caso de mostrarse en contra podían ser perjudicadas con decisiones como traslados o recargo de trabajo.

"Cuando comenzó a trabajar en la DDI Azul como jefe me pedía que suba a su oficina y que le cebe mate. Mientras yo le cebaba mate, él me sacaba tema de conversación y siempre me preguntaba si tenía pareja, si salía con alguien de la DDI, cómo era yo con mis parejas, si tenía relaciones sexuales todas las noches y varias preguntas de contenido sexual", relató una de las denunciantes ante el fiscal Ignacio Calonje de la Fiscalía de Delitos Especiales del Departamento Judicial de Azul.

La joven -que no vive en Azul- relató que Estevena le ofreció quedarse a dormir en la sede de la DDI durante los días en que tenía que trabajar y ella se negó. Tras la negativa, la mujer se sintió hostigada por el Comisario y unos días después le llegó una notificación a su casa donde le informaban que era trasladada a la Sub DDI de Olavarría.

La segunda denunciante -que trabajó bajo las órdenes de Estevena en Tandil- realizó un relato que tiene similitudes con la primera agente: "Mi jefe era Víctor Mario Estevena. Comenzó a llamarme a mí a su oficina para que le cebe mate. Cuando él me llamaba, yo estaba sola con él en el privado porque el chico quedaba en la Guardia. Yo iba a su privado, le cebaba mate, él sacaba temas de conversación, me preguntaba de mi vida y si tenía pareja. Un día me preguntó si miraba películas y yo le dije que sí. Él me preguntó qué clase de películas y yo le dije de ciencia ficción. Seguidamente puso una película en su computadora y me preguntó si me gustaba. Corrió el monitor para que yo pueda ver y era una película de contenido pornográfico. Yo no sabía qué hacer, pensaba por dentro que estaba sola, que estaba lejos del chico de la Guardia, que él tenía poder. Y no dije nada, seguí cebándole mate. Al rato largo, él me dijo que ya está, que no le cebe mas mate; y me fui".

En otra oportunidad, la segunda denunciante reveló que Estevena le preguntó "si yo quería tener relaciones sexuales con él a cambio de beneficios laborales. Y yo le dije que no". Según la mujer, tras la negativa de tener relaciones sexuales el Comisario Mayor la sobrecargó de tareas y la sancionaba o la suspendía con cualquier tipo de excusa.

Según consigna el diario EL TIEMPO, la tercera denuncia contra el policía la hizo una agente que comenzó a desempeñar tareas en la DDI Azul poco tiempo antes a que el Comisario Mayor asumiera como director en la dependencia. "En un primer momento no tuve problemas con él. Pero luego, con el transcurrir del tiempo, me llamaba para que vaya a su oficina, que queda en el segundo piso, en horas de la madrugada, para que le cebe mate", aseguró la mujer.

"Me hacía quedar ahí varias horas y me hablaba de su vida privada. Luego, cada vez que me llamaba, comenzaba a hablarme de temas sexuales. Me contaba cosas que hacía él, relacionadas con su sexualidad y me preguntaba si a mí me gustaba hacer orgías y cosas así. Yo no sabía qué decirle. Le contestaba, siempre con respeto y sin tutearlo, que no correspondía que me pregunte cosas de mi vida privada", agregó la denunciante.

Un tiempo después de las conversaciones incómodas, la mujer contó que Estevena "comenzó a tocarme la mano, me miraba de una manera que me incomodaba y me decía que yo lo excitaba". Incluso, agregó que el Comisario la invitó a dormir con él en el "privado", que es el lugar donde los jefes policiales pernoctan mientras están en las dependencias de seguridad que conducen.

"Yo siempre le contestaba que no, pero no me animaba a ponerle límites para que no lo haga más, hasta que un día le dije que no me gustaba cómo me trataba, que no correspondía", explicó la oficial, quién aseguró que tras su negativa comenzó a tratarla mal.