Máximo Kirchner y el juego de poder en el PJ bonaerense

El jefe del bloque de Frente de Todos busca tomar las riendas del peronismo bonaerense, mientras Alberto Fernádez asumiría el frente nacional.

Máximo Kirchner, diputado del Frente de Todos
Máximo Kirchner, diputado del Frente de Todos

El municipio de Esteban Echeverría, con sus casi 300 mil habitantes (la suma de Río Cuarto y Villa María), se ubica al fondo del conurbano bonaerense. Pegado a Lomas de Zamora y a Ezeiza, más allá de sus límites arranca la pampa bonaerense. Fernando Gray, su intendente, días atrás apareció promocionando una campaña de forestación. La foto oficial lo mostró con una pala y un retoño, bajo la consigna “Yo me planto”. La simpática escenificación representa la sorpresiva resistencia y el desafío que encontró Máximo Kirchner en su aspiración de presidir el Partido Justicialista Bonaerense. La impensada novela política del verano.

El plan conversado por el Presidente Alberto Fernández y Máximo Kirchner, con el aval de la vicepresidenta Cristina Fernández, consistía en producir el primer hecho político-electoral del año a fines de febrero o ya en marzo: Fernández, con el apoyo de los gobernadores y la CGT, asumiría al frente del PJ nacional, mientras que Kirchner, en un juego de equilibrios, tomaría las riendas del peronismo bonaerense.

Gray es vicepresidente del partido desde 2017, cuando en un acuerdo de distintos sectores, se convino que alternara la presidencia del PJ bonaerense con otro intendente, Gustavo Menéndez (Merlo, a unos 40 kilómetros de la Capital Federal). “Aquella vez se invitó tres veces a La Cámpora, pero nos rechazaron porque estaban formando Unidad Ciudadana”, contó a este diario un dirigente cercano a Gray, quien tiene la presidencia hasta diciembre de 2021. “No voy a renunciar, quiero que se respete el partido y a los afiliados”, dice el intendente rebelde.

Los distintos sectores del gobierno nacional apoyan la candidatura de Máximo Kirchner. Ya lo hizo público Alberto Fernández. “La centralidad de Cristina en la política bonaerense se la ganó con votos, no con un ejercicio de autoritarismo. Y hoy Cristina y La Cámpora no están representados en el PJ bonaerense”, dicen en la Casa Rosada. Recuerdan que fue Cristina Fernández la que decidió que el porteño Axel Kicillof fuera el candidato a gobernador. La actual vicegobernadora Verónica Magario, el intendente del populoso y peronista La Matanza, Fernando Espinoza o el intendente lomense Martín Insaurralde, todos aspirantes al cargo, lo aceptaron con disciplina.

El presidente del bloque del Frente de Todos, Máximo Kirchner
El presidente del bloque del Frente de Todos, Máximo Kirchner

La réplica desde el sector de Gray es inmediata: “Cristina no es La Cámpora”. Y agregan con dureza setentista: “Ideológicamente, La Cámpora no tiene nada que ver con el PJ bonaerense”.

“No tengo nada con Máximo”, suele aclarar. Recuerda que trabajó para Alicia Kirchner en la primera parte de los 2000 y que en 2007, Néstor Kirchner lo convenció de ir por la intendencia de Esteban Echeverría. “Yo soy kirchnerista, yo soy de Cristina, pero no soy de La Cámpora”, repite Gray.

Máximo Kirchner asumió como diputado nacional por Buenos Aires en 2019. Antes lo había sido por Santa Cruz. Este año, en paralelo a la conducción del bloque de diputados del FdT (donde se recuesta en Cristina Alvarez Rodríguez, sobrina nieta de Perón y dirigente de peso en “la Provincia”), Kirchner salió a caminar el territorio. Se involucró en la búsqueda de soluciones para la toma de tierras en Guernica, el 17 de octubre recorrió un barrio de Lomas de Zamora; el 28 de octubre, para el aniversario de la muerte de Néstor Kirchner, hizo un acto en un humilde club de barrio de Florencio Varela (sur profundo del conurbano).

Cerca de Máximo Kirchner sostienen que no busca convertir la eventual presidencia del peronismo bonaerense en el trampolín para la sucesión de Alberto Fernández en el 2023 (o de Kicillof). “Si al gobierno nacional le va bien, la reelección es una posibilidad más que cierta y lo mismo para la gobernación de Buenos Aires”, explicó un dirigente de La Cámpora a este diario. Creen, en cambio, que el hijo de Néstor y Cristina Kirchner le da “cohesión política” al PJ, y que la intención es compartir la conducción con todos los sectores. Incluido Gray.

Justamente Alvarez Rodríguez (alguna vez ministra de Scioli) definió a Máximo Kirchner, como “una persona de diálogo, capaz de articular consensos, con un liderazgo claro y firme” y consideró que “su llegada la presidencia del PJ Bonaerense fortalece la unidad con Alberto”.

Máximo Kirchner (Foto: Télam)
Máximo Kirchner (Foto: Télam)

Máximo Kirchner, con el aval de Alberto Fernández que se negó a construir un “albertismo bonaerense” pese a la disposición de algunos, ya dio el visto bueno para la reelección de los intendentes, acaso la principal preocupación de ellos. No piensa imponerle La Cámpora en una interna. Sabe que en la mayoría de los distritos, los jefes comunales siguen teniendo el poder electoral en el territorio chico.

En La Cámpora argumentan que Máximo como presidente del PJ bonaerense será un garante de la unidad. El peronismo quebrado tuvo lecciones amargas con las derrotas legislativas de 2009, 2013 y 2017. O la elección gubernamental de 2015, con la candidatura de Aníbal Fernández abollada por el fuego amigo.

El sector rebelde agita ese fantasma. Calculan que un quiebre podría hacerle perder al Frente de Todos unos 3 o 4 puntos en las legislativas de este año. Mencionan que peronistas opositores como Emilio Monzó o el lavagnismo están al acecho.

Para que asuma Máximo Kirchner, debería haber una renuncia en masa de los 68 integrantes del Consejo Justicialista bonaerense. Gray desafía y se pregunta: “¿Cuántas renuncias hubo ya?”. La pregunta es buena. Hay consejeros muy pesados: los matanceros Espinoza y Magario, los sindicalistas Pablo Moyano, Ricardo Pignanelli y Omar Plaini. ¿Si todos acuerdan la llegada de Máximo Kirchner porqué ninguno renunció?

“Cohesión política y equilibrio”, “garante de la unidad”, “articulación”. Se amontonan los conceptos políticos cuando explican las razones de Máximo Kirchner para presidir una estructura partidaria antes desdeñada. La Cámpora tiene un ministro nacional (Wado de Pedro), los cuasi ministerios como el ANSES y el PAMI, la presidencia del bloque oficialista en Diputados. En el juego (lícito) de poder el próximo casillero es la presidencia del PJ en el principal distrito electoral del país. ¿Sorteará el árbol de Gray?

Por la Corresponsalía de Buenos Aires