La distribución de vacunas no es equitativa con la cantidad de casos registrados en cada distrito

Mientras el Gobierno reparte las vacunas por cantidad de habitantes, hay quienes consideran que el mecanismo debería tomar en cuenta los contagios por zona.

Se cuestiona el reparto de vacunas  (Foto: Gobierno de Santa Fe)
Se cuestiona el reparto de vacunas (Foto: Gobierno de Santa Fe)

Para repartir las vacunas, el Gobierno sigue la lógica de “garantizar la disponibilidad de vacunas en todo el territorio (...) a fin de cubrir a toda la población objetivo de manera gratuita, equitativa e igualitaria”, según dicta el Plan Estratégico de Vacunación.

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No obstante, la incidencia actual del Covid plantea brechas astronómicas entre las provincias, por lo que surge la pregunta de si acaso la estrategia para combatir los casos fatales mediante la inoculación es la adecuada.

Las tasas de contagio en Capital y Buenos Aires son mucho más altas, que en distritos que –proporcionalmente- recibieron más dosis. Al viernes, la Ciudad de Buenos Aires había recibido un 30% más dosis que la provincia de Buenos Aires, pero la Provincia también recibió un 7% más que Córdoba y 10% más que Formosa, por mencionar un par de casos entre muchos.

El caso es que mientras CABA recibe 30% más vacunas que Buenos Aires, tiene un 40% más infectados que la Provincia, un 102% más que Mendoza (cuando la diferencia de dosis es 36% a favor de Capital) y un 650% más de infectados que Misiones, aunque en vacunas le gana por solo el 40%.

Otro caso es el de San Luis, que recibió un 9% más dosis que Misiones, pero se reporta un 980% más casos de Covid en la primera que en la segunda (cifras diarias, actuales, promedio de los últimos 7 días, por cada 100.000 habitantes. Fuente: CovidStats).

Puntos de vista

Ante este escenario, Juan Manuel Castelli, director nacional de Control de Enfermedades Transmisibles, le dijo a Clarín que se hizo un “pormenorizado análisis” de la cuestión y que la conclusión fue que “la población de riesgo está distribuida en forma homogénea en las provincias”.

En cuanto a los trabajadores de la salud y la presunción de que son más los que trabajan y viven en el ámbito porteño (en comparación, por ejemplo, al radio bonaerense), dijo que en esos casos puede darse que muchos “trabajen y tengan matriculación en ambas jurisdicciones”.

Sobre la distribución demográfica de los mayores 60 años, señaló: “No cambia mucho: hay alguna jurisdicción con más proporción, pero no son diferencias sustantivas. Cada provincia elabora sus registros, pero nosotros tenemos que tener una mirada federal y por eso tomamos las estimaciones del Indec”.

Polémica por la distribución de vacunas (Foto: AP).
Polémica por la distribución de vacunas (Foto: AP).

Una investigación de dos expertos de la Universidad Nacional del Litoral, Javier Gómez y Gustavo Peretti, puntualiza un mapa de envejecimiento de la población, que relacionaron con las entregas de vacunas.

En CABA, por cada 100 personas, 21,7 son adultos mayores. En Santa Fe, 16,1, igual que en La Pampa, Córdoba, Entre Ríos, Buenos Aires y Mendoza. En Tierra del Fuego, Santa Cruz, Misiones, Neuquén, Chaco y Formosa, por cada 100, entre 6,4 y 10,1 personas (según la provincia) superan los 60 años.

En el estudio se resalta que “si se considera a la población que supera los 80 años, las diferencias son aún más notorias”. Calculan que, tomando en cuenta esas variables, sobre un total de 1 millón de dosis, a Santa Fe, por ejemplo, en lugar de tocarle 79.600 dosis deberían adjudicarle 10.000 más.

Sistema contradictorio

El criterio del Gobierno de distribución de vacunas viene siendo discutido por Adolfo Rubinstein, ex secretario de Salud de la Nación. Para él, es “contradictorio”, y “poco dinámico”. “Se podría haber ido actualizando transitoriamente, en base a la coyuntura”, señala.

Y explica: “Cuando uno reparte cierto recurso, en este caso, vacunas, se puede aplicar un criterio de distribución ‘igualitario’ o ‘utilitario’. El criterio por el cual se asignan las vacunas en Argentina es un criterio ‘igualitarista’. Se entregan por población, algo que, en principio, nadie puede discutir. Si tenés más habitantes te doy más. Si tenés menos, te doy menos”.

“El otro criterio, el ‘utilitarista’, supone maximizar el beneficio. Se sigue, entonces, un orden de prioridades, que en este caso ya están determinadas, según la definición de grupos riesgo, personas que tienen más chances de contagiarse o morir por Covid. La premisa es que si administro primero a los que tienen más riesgo, voy a disminuir la mortalidad y la saturación de las terapias intensivas”, repasó.

Para Rubenstein, la contradicción está en que si bien se establecieron órdenes de prioridad, se siguieron repartiendo bajo el modelo “igualitarista”.

“Un condicionamiento de la transmisibilidad de cualquier agente infeccioso tiene que ver con la demografía y la territorialidad. Obvio que el virus circula más en un lugar como el AMBA, conglomerado con gran concentración demográfica, que en Santa Cruz, que aunque tuviera mucha población, su concentración sería más baja, con menor circulación viral”, indicó.

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Por su lado, Castelli explicó que se sigue una lógica pensada, no contradictoria: “Son decisiones que se toman a partir de estimaciones. La estimación de prevalencia de diabetes en el país también considera criterios de este tipo. No vamos a suponer que hay un 20% en una jurisdicción y un 5% en otra”.

Acerca de la posibilidad de rever la distribución, insistió: “El problema que no tenés en un lugar hoy, lo podés tener mañana. Hay que ser equitativos en la distribución”.

Pero Rubinstein sostiene que bien debería volver a estudiarse: “No hay por qué dejar un criterio estanco para siempre, sobre todo en un momento de escasez del recurso que tenés que repartir. En este momento, las vacunas”