El argentino que, con las dos piernas amputadas, irá a Tokio 2020

Antes del accidente en el que perdió las piernas, Pablo Giesenow jugaba al fútbol con amigos y salía a correr cada tanto. Pero ahora es un deportista de verdad. 

Pablo Giesenow. Atleta paraolímpico. (Crédito: La Nación)
Pablo Giesenow. Atleta paraolímpico. (Crédito: La Nación)

Los últimos días de diciembre son tiempos de balances para todo el mundo. Sin embargo, para Pablo Giesenow, desde hace cuatro años el concepto de "balance de fin de año" tomó un giro muy especial. Desde que perdió la parte inferior de sus dos piernas en un accidente, cada logro es un motivo de triunfo y celebración de la vida.

Pablo, abogado de profesión, es un hombre enérgico que disimula el enorme esfuerzo que le significa superar las limitaciones físicas que le quedaron de un accidente de auto hace ya casi cuatro años. Siempre había estado convencido de que los límites son únicamente mentales, así que cuando le tocó lidiar con una situación adversa, lo demostró.

Pablo chocó el 22 de enero de 2015 contra el guardarraíl en la ruta nacional 35, cuando viajaba bajo una lluvia torrencial desde Córdoba -donde vive- a La Pampa, cerca de Santa Rosa, para celebrar el cumpleaños de su papá. Quedó atrapado y hasta que llegaron los bomberos y la ambulancia perdió cuatro litros de sangre. Siempre estuvo consciente e intuyó que se había cortado la pierna izquierda. Según relató a La Nación, fue en el hospital donde terminó de enterarse de la situación, cuando el médico preguntó -y él escuchó-: "¿Trajeron los miembros?".

Sin embargo, a los 36 años resolvió que su vida no se terminaría con la doble amputación. No era, ni siquiera, la situación más difícil que enfrentaba en la vida: cuando él tenía 19 años su hermana, un año menor, se había suicidado. Durante toda su vida, Pablo respondió lo mismo a quienes le decían que era difícil alcanzar un objetivo: los límites solo están en la cabeza. En esta situación, adoptó la misma perspectiva.

No tuvo tiempo de deprimirse: los siete meses del accidente se paró sobre unas piernas ortopédicas. No solo volvió al trabajo, sino que decidió ponerse metas desafiantes, deportivas. Quería correr y andar en bicicleta. También se tiró a la pileta y aprendió a nadar sin prótesis. En 2020, irá a Tokio, a competir en las olimpiadas en modalidad paralímpica.

Entrena en gimnasios, en el parque Sarmiento y en la pista de atletismo del estadio Mario Kempes. No disimula ni cubre los "ganchos" sobre los que se para, unas prótesis iguales a las del velocista y medallista olímpico Oscar Pistorius.

Antes del accidente, jugaba al fútbol con amigos y salía a correr cada tanto. Pero ahora es un deportista “de verdad”. A comienzos de este año participó del Summit Aconcagua, y sigue preparándose para los Juegos Olímpicos Tokio 2020. Combina el deporte con la crianza de sus tres hijos, con su profesión, y con algunas charlas que, por invitación, comenzó a dar para animar a otros a superar las dificultades.