El tifón es la tormenta más feroz que sufrió el Caribe en muchos años. Con vientos de 230 kilómetros por hora, dejó ocho muertos en Haití antes de encaminarse hacia Cuba y el estado de Florida, donde el Centro Nacional de Huracanes, con sede en Miami, lo calificó de "extremadamente peligroso".
En la capital, Puerto Príncipe, la actividad se vio prácticamente paralizada, y las escuelas y comercios permanecieron cerrados por seguridad. Se temen graves daños en el país, el más pobre del continente, donde el 80% de la población padece alguna necesidad básica. Unicef advirtió que más de cuatro millones de chicos podrían estar afectados por el paso de Matthew.
"Se trata de la peor tormenta en Haití en décadas y los daños serán sin dudas considerables", dijo el representante local del organismo, Marc Vincent. "Las enfermedades por aguas contaminadas son en este tipo de situaciones el peligro más grande para los chicos", agregó el funcionario.
Según indicó ayer la organización Médicos del Mundo, que tiene equipos trabajando en el lugar, "el paso del huracán fue destructivo en medios de vida, infraestructura y viviendas". Y agregó en un comunicado que ya existen 300.000 personas con necesidad extrema y 340.000 evacuados en albergu