La historia de la Miss Argentina que persiguió la perfección hasta la tragedia

A casi una década de la muerte de Solange Magnano, la modelo que perdió la vida al someterse a una cirugía de glúteos, ¿cómo continuó la vida de los profesionales involucrados en la operación? La palabra de su esposo.

Solange Magnano
Solange Magnano

El 29 de noviembre de 2009 Solange Magnano falleció en una clínica de Avellaneda, por una embolia pulmonar a causa de una mala praxis en una cirugía estética. Pero la historia de la modelo se remonta mucho tiempo atrás.

En 1994 Magnano fue elegida Miss Universo Argentina. Dueña de una belleza exótica y única, emprendió su camino hacia las pasarelas europeas donde se desarrolló como modelo de alta costura. En 1999, en una visita en Argentina, conoció a Gustavo Rosso en un baile en San Francisco, Córdoba.

Rosso de 26 años y la modelo de 28 se enamoraron y a los 15 días de conocerse él le propuso matrimonio. La modelo canceló un contrato en Alemania y un año más tarde se casaron. En 2001 la pareja tuvo mellizos; una historia de película. Pero el correr del tiempo era un tormento para Magnano, quien, luego del parto de sus dos hijos, comenzó a preocuparse cada vez más por su silueta.

Solange Magnano
Solange Magnano

"Desde chiquita fue reina de todo lo que se podía ser. Trabajó en Europa con los mejores diseñadores, no paró de viajar hasta que me conoció y se vino a vivir a San Francisco. A los 38 el cuerpo empieza a dejar marcas. Yo le decía que pelear contra el tiempo es una pelea perdida", relató su esposo en diálogo con Infobae.

Además, la reina de la belleza extrañaba el mundo de la moda y su carrera profesional. Fue así como se contactó con Roberto Piazza, el diseñador que residía en Buenos Aires y comenzaron una amistad que duraría años, hasta la muerte de ella. Piazza relató en una entrevista a pocos días de la trágica noticia: "Empezó a extrañar el modelaje entonces me vino a ver a mí. Cuando la vi lo primero que pensé fue 'esta chica es perfecta, no existe'. Tenía un cuerpo impresionante, medía más de 1.80. No era híper flaca, tenía un cuerpo voluptuoso, una belleza exótica".

Magnano y Piazza
Magnano y Piazza

Para el verano de 2010 Solange necesitaba recuperar un poco de aquella seguridad con la que durante años había desfilado y ganado las miradas del mundo entero. Luego de investigar sobre una cirugía conocida como "nalgas brasileras", la modelo contactó a un centro de salud porteño e inició los trámites para intervenir su cuerpo quirúrgicamente. "Quería la cola más parada, decía que tenía celulitis. Y dio con esta persona, a quien no conozco, que la operó y terminó de la peor manera". contó Piazza.

Según su entorno, la modelo se cuidaba mucho, iba al gimnasio a diario y se autoexigía para mantener la figura, un año antes de la operación que le quitó la vida, había ingresado por primera vez al quirófano con fines estéticos: "se había operado las lolas y le habían quedado perfectas, pero esta cirugía de cola no la necesitaba. Fue una estupidez lo que hizo, no lo puedo entender", reveló por entonces Piazza.

Magnano y Grudke
Magnano y Grudke

Solange viajó desde Córdoba a Buenos Aires para la cirugía que haría Mónica Portnoy la tarde del jueves 26 de noviembre. Nunca más volvió a su hogar. Luego de la intervención, la modelo llamó a su esposo que se había quedado en Córdoba con sus dos hijos y le explicó que se sentía mal y le costaba respirar. Portnoy había usado silicona líquida en secreto para rebajar el polimetilmetacrilato y abaratar costos. Ese componente le tomó prácticamente todos sus órganos. Su sangre perdía oxígeno minuto a minuto.

La médica fue demandada por Rosso, la causa penal llegó a juicio abreviado y el 2 de julio de 2013 el Tribunal Oral Criminal Nº 11 la condenó a dos años de prisión en suspenso y cinco años de inhabilitación profesional, tras declararse culpable del homicidio culposo. Además, por la causa civil, la médica tuvo que pagar un resarcimiento.

Rosso se quedó en San Francisco y se dedicó a criar a los pequeños que por entonces tenían apenas ocho años. El año que viene se irán a estudiar Veterinaria a la ciudad de Esperanza. Los tres viven en una casa llena de fotos familiares donde se la ve Solange sonriente. "Era una mujer que era una diosa pero humanamente era increíble también. Se fue un miércoles, no la acompañé porque a la vuelta nos íbamos a la montaña. Y nunca volvió, pero la tengo acá en casa. La recordamos todos los días", confesó Rosso al medio.