Jair Bolsonaro lamentó el ajuste a los jubilados pero dijo que no hay otra salida

El presidente de Brasil afirmó que de no hacerlo el país podría "quebrar" en los próximos dos años.

Jair Bolsonaro. Crédito: PRESIDENCIA DE BRASIL
Jair Bolsonaro. Crédito: PRESIDENCIA DE BRASIL

El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, afirmó que "lamenta" las consecuencias que se generarán en la población con el cambio en el sistema jubilatorio que impulsa su gobierno, pero defendió la propuesta al argumentar que sin el ajuste de 200.000 millones de dólares en las cuentas previsionales el país podría "quebrar" en un espacio de dos años.

"La reforma es necesaria, si no se hace Brasil quiebra en dos años. Lo lamento, pero hay que aprobarla, no había otra forma", dijo Bolsonaro este miércoles a seguidores que lo consultaron sobre la enmienda constitucional que el Congreso lleva adelante por iniciativa del gobierno.

Bolsonaro en el pasado se oponía a las reformas jubilatorias, sobre todo porque uno de los sectores que más cobran pensiones altas son las Fuerzas Armadas, pero luego ejecutó los cambios en el sistema previsional a través de su ministro de Economía, Paulo Guedes.

El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, en el centro, escucha a su ministro de Agricultura, Tereza Cristina, a la izquierda, y al ministro de Economía, Paulo Guedes. Crédito: AP Photo/Eraldo Peres.
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, en el centro, escucha a su ministro de Agricultura, Tereza Cristina, a la izquierda, y al ministro de Economía, Paulo Guedes. Crédito: AP Photo/Eraldo Peres.

La reforma recibió 56 votos contra 19 en la primera de las dos votaciones del Senado para realizar la enmienda a la Constitución sobre el sistema jubilatorio brasileño.

El gobierno apuntaba a un ahorro de 300.000 millones de dólares pero la propuesta fue modificada anoche por el Senado, que debe retomar las discusiones en particular y someter nuevamente a una votación el proyecto, por tratarse de una enmienda a la Constitución de 1988.

"Es una forma de dar una señal -dijo Bolsonaro- de que estamos haciendo los deberes. No hay Plan B ni para mi ni para nadie si estuvieran en mi lugar. Otros gobiernos intentaron y no hicieron la reforma. Me hubiera gustado no tener que cambiar mucho las cosas", indicó, y comparó la situación con "cuando uno tiene que retar a un hijo en casa para que las cosas salgan bien".

Bolsonaro habló con seguidores en la puerta del Palacio de la Alvorada, residencia presidencial, sobre su mayor proyecto de ajuste económico, una reforma previsional que no contará con la incorporación forzosa del sistema de pensiones privado como las AFP de Chile que impulsaba el ministro Guedes.

Sin embargo, la reforma constitucional sobre el sistema de pensiones abrió una fiebre en los bancos privados con planes de jubilación privada en el país, a raíz de que con la nueva norma habrá que aportar durante 40 años para cobrar el beneficio en forma integral.

Es el nudo del plan económico y de reducción del déficit fiscal del "superministro" Guedes, quien busca imitar la apertura económica hecha en Chile por la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), aunque no logró mantener la incorporación al sistema de fondos privados, como las AFJP.

En cambio, la oposición de izquierda y centroizquierda logró mantener el doble aguinaldo que reciben los trabajadores que ganan menos de 400 dólares mensuales, lo cual asestó un revés al gobierno, que había hecho de esto su gran bandera y recibió un señal de poder del Congreso.

"No fue bueno para el país lo que ocurrió, que la reforma no sea completa como esperábamos", dijo Rogerio Marinho, secretario de Previsión Social y mentor de la reforma del sistema de jubilaciones.

El presidente del Senado de Brasil, Davi Alcolumbre, habla con el secretario de Seguridad Social de Brasil, Rogerio Marinho, y el senador Fernando Bezerra durante una sesión para votar sobre el proyecto de reforma de pensiones en el Senado Federal en Brasilia, Brasil, el 1 de octubre de 2019. Crédito: REUTERS / Adriano Machado.
El presidente del Senado de Brasil, Davi Alcolumbre, habla con el secretario de Seguridad Social de Brasil, Rogerio Marinho, y el senador Fernando Bezerra durante una sesión para votar sobre el proyecto de reforma de pensiones en el Senado Federal en Brasilia, Brasil, el 1 de octubre de 2019. Crédito: REUTERS / Adriano Machado.

Es que el gobierno esperaba, eliminando ese subsidio para los trabajadores registrados más pobres, ahorrar otros 20.000 millones de dólares en diez años.

Los cambios en la reforma previsional para enfrentar el déficit del sector anulan el actual sistema, que no tenía edad límite sino un cálculo basado en los años de aportes y es por eso que en Brasil es normal ver jubilados con cerca de 50 años de edad.

Con esta reforma, para cobrar una jubilación integral habrá que haber realizado 40 años de aportes.

"Se llevó a cabo una de las mayores maldades contra el pueblo brasileño en toda la historia", dijo Humberto Costa, jefe del bloque del opositor Partido de los Trabajadores (PT).

El miembro informante del proyecto fue el senador Tasso Jereissatti, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) del ex presidente Fernando Henrique Cardoso, que defendió que la nueva jubilación "afecta siete veces más a los que trabajan en el sector público que en el sector privado".

Según el proyecto de reforma, los hombres podrán acceder a los 65 años de edad y las mujeres a los 62.

En el sector privado urbano los hombres deberán tener un tiempo mínimo de contribución de 15 años para las mujeres y de 20 para los hombres.

En el sector público, el tiempo mínimo de contribución será de 25 años para todos.

El bolsillo sentirá el cambio ya que no valdrá más para calcular la jubilación los mayores salarios recibidos durante la vida laboral, sino que se hará un promedio de los ingresos.