A 100 días de iniciada la cuarentena por el COVID-19, Salta se mantiene sin circulación viral y, hasta el momento, registra 24 casos "con residencia habitual" confirmados de manera oficial. La capital está en la etapa de distanciamiento social pero algunos municipios volvieron a la fase 1 a raíz del aumento de contagios.
El primer caso de coronavirus en Salta se registró el miércoles 18 de marzo cuando ya se habían suspendido las clases en todo el país. Se trató de un hombre que había llegado desde Europa y había quedado internado en una clínica privada de la capital. Dos días después comenzó el aislamiento total y obligatorio para los argentinos.
El incremento de los casos en Salta fue lento. De hecho, en el mes de mayo la provincia registró uno de los mejores índices epidemiológicos a nivel nacional. Con siete pacientes positivos hasta ese momento, se encontraba en tercer lugar después de Formosa y Catarmaca, que no tenían casos.
En junio, la provincia pasó del aislamiento al distanciamiento social. Reabrieron los comercios y los locales gastronómicos pero el uso del transporte público se mantenía (y mantiene) solo para las personas exceptuadas. En ese contexto, el caso de un camionero del municipio de Orán infectado cambió la curva de contagios en Salta.
El hombre, de 25 años, que había llegado a su ciudad después de un viaje a Buenos Aires dio positivo en la prueba de PCR. Pero antes de confirmarlo había estado en contacto con varias personas, entre familiares y amigos. Contagió, al menos, a cinco personas. Todas asintomáticas. Él solo había presentado un cuadro febril corto.
Preocupa la situación en la frontera con Bolivia
Con los casos en Orán llegaron también pacientes en Pichanal, Cafayate y en Salta Capital. En paralelo, el coronavirus avanzó en Bolivia y colapsó su sistema sanitario. La alarmante situación llevó a sus habitantes a querer salir del país. Su puerta de ingreso a Argentina eran las localidades salteñas que limitan con Bolivia, en especial Salvador Mazza, Los Toldos y Aguas Blancas (Orán).
La situación de inmigración ilegal se puso cada vez más tensa e incontrolable en el norte salteño a tal punto que el gobernador Gustavo Sáenz le solicitó al presidente Alberto Fernández que envíe al Ejército a custodiar la frontera junto a la Policía y a Gendarmería.
Las Fuerzas Armadas llegaron el miércoles 26 de junio y se replegaron en diferentes puntos del norte salteño. El puente internacional que une a Argentina con Bolivia permanece cerrado pero, según trascendió, hay alrededor de 70 pasos ilegales, por donde la gente cruza frente a la presencia policial.
Un médico contagiado en Tartagal
El primer profesional sanitario contagiado de COVID-19 en Salta se confirmó el martes 23 por la noche. Se trata de un médico que trabaja en el hospital público y en una clínica privada del municipio de Tartagal.
El hombre fue trasladado a la capital salteña y quedó internado en el Hospital Papa Francisco por complicaciones respiratorias. Todavía se desconoce cómo contrajo el virus pero hay alrededor de 25 personas, entre ellos personal médico del hospital del pueblo, aisladas de manera preventiva, también su familia. Hasta el momento los resultados de los hisopados practicados a esos pacientes dieron negativos.
A raíz del caso del médico, Tartagal volvió a fase 1 y también Santa Victoria Este, donde viven las comunidades aborígenes. Antes lo habían hecho Orán y Pichanal. Además, la Autoridad Metropolitana de Transporte suspendió el transporte público urbano e interurbano en el norte salteño.
Desde hace unas semanas, el Comité de Emergencia Epidemiológica la provincia contabiliza los casos "por residencia habitual", es decir, considera pacientes con coronavirus a aquellas personas contagiadas que vivan en la provincia. De esta manera la cifra oficial es 24 pacientes aunque hay una pareja que dio positivo en el municipio salteño de Aguaray y se fue a Neuquén, también una mujer oriunda de Yacuiba que está internaba en Salvador Mazza, entre otros. El Gobierno sostiene que Salta continúa sin circulación comunitaria del virus.