Un hallazgo sorprendente marcó un hito histórico: investigadores y paleontólogos del CONICET encontraron el reptil volador más antiguo de América del Sur en Río Negro. Los restos fósiles fueron hallados a orillas del embalse Ezequiel Ramos Mexia y se estima que vivió hace 100.000.000 de años.
“Se trata del reptil volador de mayor tamaño que existió en la historia de la Tierra que dominó los cielos durante la era de los dinosaurios”, detallaron desde el área de Cultura y Patrimonio de la provincial a Télam.
Cómo es el reptil que encontraron en Río Negro
El animal se denomina Azhdarchidae y es un dinosaurio que se caracteriza por sus largas extremidades. “Entre estos animales, aquellos dentro de la familia Azhdarchidae fueron los animales voladores de mayor tamaño que existieron en la historia de la Tierra, incluyendo al Quetzalcoatlus, que habría alcanzado cerca de 12 metros de envergadura”, aseguraron los investigadores del CONICET a La Nación.
Los científicos del Laboratorio de Anatomía Comparada y Evolución de los Vertebrados (LACEV) dieron a conocer el hallazgo que consistió en una vértebra del cuello descubierta en rocas de la Formación Candeleros. Este descubrimiento representa a un animal con una envergadura semejante a la de un cóndor.
En Argentina, se conocen otros azdárquicos, como el Aerotitan sudamericanus, también encontrado en Río Negro, pero de 70.000.000 de años de antigüedad. Además del Thanatosdrakon amaru, de 85.000.000 años, que fue hallado en Mendoza y es uno de los azdárquidos más completos que habría alcanzado cerca de nueve metros de envergadura.
“De esta forma, el registro de esta asombrosa familia de reptiles voladores se extiende entre 10.000.000 y 15.000.000 de años en América del Sur y nos invita a seguir explorando en busca de más restos de estos increíbles seres prehistóricos”, indicaron desde el LACEV.
Quienes se encargaron de publicar el hallazgo fueron Federico Agnolin, Sebastián Rozadilla, Rubén Juárez-Valieri y Jorge Meso, quienes detallaron que la especie encontrada representa a un pterosaurio de menor tamaño que los azdárquicos que se encontraron anteriormente en la Patagonia.
“Así, constituye un importante aporte al conocimiento de la diversidad del clado (que se llama a cada una de las ramas del árbol filogenético propuesto para agrupar a los seres vivos) en la Patagonia durante el Cretácico”, señalaron.
