El 25 de mayo se estrenó en los cines La sirenita, la película live-action de Disney basada en la historia de Hans Christian Andersen. Se trata de una cinta que trajo polémica desde el momento cero y se da en el marco de fracasos de taquilla por parte del estudio del ratón, que a cien años de su surgimiento, reversionó algunos de sus clásicos.
Con sus nuevas versiones, Disney intentó mantener un perfil políticamente correcto, en función de los discursos antirracistas, LGTB, de género e, incluso, ambientales. Este “lavado” de imagen corporativo resultó, hasta el momento, en productos forzados y rechazados en su mayoría por el público.
La nueva versión de La sirenita no escapó a esta tendencia. Su cast es mayoritariamente afrodescendiente, incluida su protagonista, algo que generó mucha polémica en las redes sociales, ya que, en la representación original “Ariel” es colorada.
Crítica de La sirenita: ¿Disney dio en el clavo con su nueva versión?
La sirenita del 2023 es quizás la mejor película live-action de Disney. La nueva versión de esta historia, su elenco, banda sonora, animación y puesta en escena tienen todo el potencial para convertirse en un clásico para las nuevas generaciones de espectadores - los y las niñas - y suscita tranquilidad en quienes crecieron con la original.
¿Tiene sus defectos?, desde ya. A lo largo de la cinta se pueden encontrar problemas de verosimilitud que van desde los diálogos hasta el vestuario que por momentos resulta un tanto irreal - sobre todo el del “Rey Tritón” -. Pero todo esto a los ojos de los niños que ven la película realmente no interesa, y para quienes vamos con un ojo más crítico, ya sea por nostalgia, trabajo o mera curiosidad, al final de la balanza estos aspectos son los que menos pesan - o, al menos, debería ser así -.
Es real el intento de Disney por tener una imagen progresista en pos de los movimientos vigentes. De todas formas, hay que admitir que el estudio no dejó cabos sueltos y explica en la trama reversionada porqué su personajes son en mayoría afrodescendientes. De forma contraria, si suenan muy rebuscado los bocados que se meten en el guion sobre ambientalismo.
Halle Bailey como “Ariel” y Jonah Hauer-King como “Príncipe Eric”, tienen una química alucinante. La historia de la princesa submarina y el príncipe encantador que se enamoran se merece una puntuación de diez sobre diez. En eso Disney sabe cómo destacar, pero aquí surge el problema de traer a la “superficie” discurso en torno a las relaciones entre hombres y mujeres que ya quedaron viejos, que hacen que los niños y niñas crezcan romantizando los vínculos. Pero bueno, se trata de una película de princesas de una multinacional hollywoodense, pedirle otra cosa sería totalmente ilusorio y hasta ridículo.
En otra de las cosas que Disney sabe cómo destacar y nunca falla, es la animación. Frente a la gran pantalla en la oscuridad de la sala, se vive una experiencia realmente fascinante en lo que refiere a los escenarios. El universo submarino de la película es alucinante, se trata de un trabajo minucioso donde hasta los musgos u hongos acuáticos resultan bellos por el nivel de detalle con los que fueron representados. Lo mismo ocurre con el vestuario CGI de las sirenas, que con patrones y color vibrantes se llevan todas la miradas.
La sirenita del 2023 es un acierto. Logra el equilibrio entre ser un nuevo producto atractivo a los ojos de las nuevas generaciones y el traer a colación la nostalgia para quienes crecieron con la original. Esto se expresa en que los espectadores de diferentes edades cantan al unísono sin importar que están en una sala de cine y que en el final los aplausos resuenen en más de una oportunidad.
