Este lunes por la mañana la pareja, Héctor Cruz y Mariana Cruz, denunciaron ante una fiscalía penal con jurisdicción una serie de vejamientos y torturas que sufrieron un una comisaría del pueblo vitivinícola.
La pareja señaló que debieron acudir a la fiscalía por que en la comisaría donde fueron torturados se negaron a tomarles la denuncia.
Mariana Cruz cuenta que se encontraban tomando algo fuera de un local bailable, sin cometer delito alguno, cuando aparecieron dos patrulleros conteniendo 5 efectivos entre ellos una mujer, que los tiraron al piso y golpearon para luego meterlos en el móvil policial.
Según dijo la mujer, a su marido lo metieron a golpes en el patrullero, mientras que un policía que la custodiaba a ella le apretaba los pechos para hacerla doler. "Nadie nos dijo nunca por qué nos detuvieron. Tal vez fue porque estábamos tomando una cerveza, no lo sabemos, pero no creo que ese sea motivo para tamaña paliza".
En todo momento la pareja intentó radicar la denuncia en esa comisaría, pero el personal le insistió con que allí no podían denunciar nada. "Tuvimos que recurrir a un abogado para que nos asesore y poder poner la denuncia correspondiente contra personas que nunca quisieron identificarse dentro de la comisaría de Cafayate, pues todos a la hora de golpear se despojaron de sus identificaciones y de sus jinetas".
La mujer continúa el escalofriante relato contando que uno de los policías la tiró en el piso del calabozo, la levantó de los cabellos y comenzó a arrastrarla hasta la celda. Un chico que se encontraba detenido en el momento le advirtió al policía que él era testigo de lo que estaba pasando, e inmediatamente el efectivo le soltó "¿testigo de que?".
Según el relato de Mariana Cruz, a Héctor, su marido, le apretaron el torso con la puerta de la celda hasta casi desmayarlo, y le cortaron el cabello con un cuchillo, y le aplicaron el submarino seco (bolsa de plástico en la cabeza) hasta perder el conocimiento.
"Es impensado los tormentos que nos aplicaron y que nadie nos explicó el motivo," expresó la mujer.
Para poder radicar la denuncia, debieron contratar a un abogado y realizarla en la fiscalía penal de Cafayate. "Imagínese pagar a un profesional para poder exponer una queja formal a la Justicia, que debiera ser inmediata y gratuita."
Después de seis horas de tormento, otro efectivo les dio la libertad a cambio de que firmaran un acta llena de testigos inexistentes y con los hechos tergiversados.
