Apenas ocurrió el atentado en Nueva York, las primeras versiones en Rosario indicaban que el empresario Ariel Erlij era una de las víctimas, de renombre en los ámbitos corporativos de la ciudad, Con el paso de las horas los nombres de otros cuatro amigos que habían viajado a Estados Unidos como forma de recrear el viaje de egresados que habían tenido hace 30 años se agregaron a la lista de fallecidos ya la noticia generó gran impacto.
Erlij, empresario del rubro siderúrgico había anunciado este año una inversión de 15 millones de pesos para levantar una segunda planta industrial. Contaba con una en el Parque Industrial se Pérez, en el Gran Rosario y planeaba montar una nueva estructura, esta vez, en Ramallo. Tras el atentado se conoció que Erlij había ayudado a alguno de sus amigos a costear el viaje.
Aril Erlij y sus tres hijos.
Dentro del grupo de víctimas había compañeros de profesión: la arquitectura. Hernán Mendoza, fanático del rugby, fundó el estudio A+4 encargado de obras civiles y comerciales. Mendoza era socio de Ariel Benvenuto, uno de los sobrevivientes del ataque que vio a centímetros cómo morían sus amigos de toda la vida.
Hernán Mendoza.
También arquitecto era Alejandro Pagnucco, quien desde 2011 se desempeñaba como ejecutivo de cuenta de la empresa de venta de materiales Femaco. Vivía en la localidad e Funes y le decían Pocho.
Alejandro Pagnucco.
Hernán Ferrucci participó como arquitecto para darle forma al proyecto Condominios del Alto, un ambicioso plan privado de departamentos premium que se levantó en Puerto Norte, una de las zonas de mayor desarrollo inmobiliario de Rosario. Egresado del Politécnico, como sus amigo, una hija de Ferrucci también concurre a dicha institución, en la filial de Granadero Baigorria.
Hernán Ferrucci.
El último de la nómina de fallecidos es Diego Angelini, egresado de arquitectura de la Universidad Nacional de Rosario tenía un estudio en pleno centro de la ciudad.
Diego Angelini.
Además de Benvenuto, salieron ilesos Ivan Brajkovic y Juan Pablo Trevisán, mientras que Martín Marro, el compañero de la promoción que vive en Boston y los había acompañado a Nueva York, se encontraba internado en el Presbiterian Hospital de Manhattan fuera de peligro.
