Han pasado los años y, aunque los memes nunca dejan de ser tendencia, los niños que protagonizaron algunos de los más virales sí han crecido y hoy son adolescentes que simplemente se hicieron famosos por un divertido o curioso gesto que llamó la atención de Internet.
Ese es el caso de Sammy Grinder, quien llegó a la fama de las redes a pocos meses de edad. Es conocido por muchos como “Success Kid” y ese apodo se debe al gesto que realizó con su rostro y a su brazo levantado con el puño apretado en señal de triunfo.
Así está hoy el nene del meme
La foto fue tomada por su madre, quien había comprado una cámara nueva y planeó un día de playa para estrenarla. La popularidad de la foto nunca pasó por su cabeza, ella compartió la foto a través de su cuenta de Flickr en 2007 y sin esperarlo llegó a ser uno de los primeros virales.
Lo más curioso de su postal, es que lo que para muchos es un gesto de triunfo, en realidad se trataba de Sammy intentando comer arena. Hoy ese pequeño se acerca a la mayoría de edad y su madre ha compartido en sus redes el avance de su crecimiento.
La mayoría de personas lo conocen como “Success kid”, pero muchos otros le dicen “I Hate Sandcastles”, que en español significa “odio los castillos de arena”. Las frases motivacionales llegaron en 2011 y así fue que se ganó su apodo del “niño triunfador” o “niño éxito” dependiendo del país.
La lucha que afrontó la familia del Sammy
Luego de que la imagen se hizo viral, sus padres tratando de mantener su privacidad, descartando ir a shows y programas de televisión donde los invitaban. Así pasó el tiempo hasta que Sammy cumplió siete añitos, en ese entonces, su papá Justin ya llevaba seis años de cinco horas diarias de diálisis. Si bien le daba vergüenza su fama virtual y a pesar de que su mamá no quería mencionarlo en los pedidos para recaudar fondos, finalmente difundió que era “el padre del niño que hizo sonreír a tantas personas”.
Miles de personas ayudaron a la familia a reunir el dinero que necesitaban para los tratamientos y a divulgar la necesidad de un donante, que finalmente apareció. “Le han devuelto la vida a mi esposo, y una esperanza de futuro a Sam y a mí”, agradeció en ese momento Laney.
