Julieta González perdió a su abuelo durante la avasallante pandemia del coronavirus y se quedó sin poder despedirlo. Luego de un año y medio, la juninense alcanzó el título de profesora en Artes Visuales con una obra para honrar la memoria de su familiar.
La joven conversó con Vía Mendoza y relató cómo vivió uno de los días más importantes de su vida, con las emociones a flor de piel, y cómo reconvirtió el vacío para traducir en arte la vida de su abuelo.
Julieta, la joven que se recibió con una obra para honrar la memoria de su abuelo
A la chica, de apenas 24 años, le quedaba su última materia para recibirse de profesora en Artes Visuales y aprovechó para dedicarle uno de los días más importantes de su vida a su abuelo.
El hombre falleció de Coronavirus, en pandemia, y su familia no pudo despedirlo: “no pudimos verlo en el hospital, ni hacerle un velorio, y de todo ese vacío surgió esta propuesta”, explicó Julieta.
Para ella, fue una forma de “honrar la memoria” de su abuelo. La obra se llama “Principio Vital” y representa “no sólo el alma que Dios nos brinda desde antes de nacer sino que, luego de nuestro paso por la vida terrenal, aquellos que deciden estar con Dios, disfrutan de la vida eterna”.
“Paco”, como lo llamaban, nació y vivió hasta los 5 años en España, para luego pisar Argentina hasta su último día. Fue viñatero y supo construir su familia de 3 hijos y 8 nietos en la pequeña Ciudad de Rivadavia. Él enfermó de Leucemia y falleció luego de 4 años, cuando contrajo Coronavirus.
Julieta, su nieta mayor, utilizó su última materia como una oportunidad para realizar una serie: la primera parte está compuesta por pequeñas ilustraciones que retratan su vida en España y en Argentina, el país que lo acogió.
Recorrió su biografía: sus días en España, sus recuerdos, el desencadenamiento de la guerra civil española, la dictadura de Franco, el exilio, el viaje en el barco y la emigración forzada.
Además, esta primera serie contiene un bloque en este país: la inmigración, el gobierno peronista, crisis familiares, el trabajo en la tierra, su vida familiar, su enfermedad y la pandemia del Covid-19.
Según considera la joven, “la vida no termina con la muerte”. Por eso, ella supo interpretar las “señales” de Paco: “sentía el olor a su perfume y ese fue el disparador de la segunda serie de la obra”.
Pero el recorrido no fue fácil, ya que Julieta partió de la huella dactilar, generó tramas y garabatos: “trabajé de forma rápida, como nerviosa, tratando de expresar todo lo que sentía en el interior”.
La segunda serie es un mosaico y, entre lámina y lámina, contó el Gran antes, el Paso por la vida terrenal y el Gran después. “Lo que prima es el Alma, cómo surge, qué pasa después de la muerte”, explicó.
Ese día, uno de los más importantes de su vida, estuvieron presentes sus familiares más cercanos y la emoción no tardó en aflorar. Entre ellos estaba su abuela, quien con los ojos brillosos la abrazó con orgullo y agradecimiento.
Julieta obtuvo su título como muchos otros jóvenes, pero para ella fue diferente porque luego del gran vacío que le dejó la muerte de su abuelo, supo honrarlo y tenerlo presente en uno de los mejores momentos de su vida.
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