El Papa Francisco, de 88 años, ha generado preocupación en el Vaticano debido a los problemas de salud que lo aquejan en los últimos meses. Su dificultad para leer la homilía y la suspensión de sus actividades en la misa dominical y en la audiencia general del miércoles encendieron las alarmas sobre su estado.
En las últimas horas, el Vaticano confirmó que el Papa tuvo que ser internado por un cuadro de bronquitis. A pesar de que el sumo pontífice minimizó su cuadro y aseguró que “sencillamente está viejo”, también dejó en claro cómo desea que sea su despedida cuando llegue el momento.
El pedido del Papa Francisco para su funeral
Fiel a su estilo de vida austero, el Papa Francisco manifestó su deseo de que su funeral sea simple y sin los lujos tradicionales de los papas anteriores. En un nuevo rito formal, expresó que no quiere un entierro con los tres ataúdes entrelazados de ciprés, plomo y roble, sino que prefiere un simple ataúd de madera revestido con zinc y sin tapa, permitiendo que los asistentes lo vean.
Este cambio rompe con siglos de tradición en la Iglesia católica, alineándose con su visión de la religión como una misión pastoral y no un símbolo de poder.
Otro punto clave de su despedida es el lugar del rito funerario. A diferencia de sus predecesores, que fueron velados en la Basílica de San Pedro, el papa Francisco desea que su funeral tenga lugar en la Basílica de Santa Clara la Mayor, su preferida en Roma.
Además, ha decidido renunciar a ser exhibido sobre un catafalco, la plataforma elevada en la que tradicionalmente se expone el cuerpo del pontífice para que los fieles puedan despedirse.
Según explicó Monseñor Diego Ravelli, maestro de las celebraciones litúrgicas pontificias, “Las exequias del pontífice romano son las de un pastor y discípulo de Cristo, y no las de un hombre poderoso de este mundo”.
La incertidumbre sobre la salud del papa Francisco
Los recientes episodios de fatiga y dificultades respiratorias del Papa Francisco han generado preocupación entre los fieles y la curia romana. En la última semana, tuvo que delegar la lectura de su catequesis y suspender su homilía durante la misa del Jubileo de las Fuerzas Armadas en la Plaza de San Pedro.
Hasta el momento, el Vaticano no ha emitido un comunicado oficial sobre su estado de salud, pero las reiteradas dificultades para hablar y desplazarse han incrementado las especulaciones sobre su futuro.
