La historia de amor entre Brad Pitt y Angelina Jolie comenzó en 2004. En ese entonces, el actor estaba casado con otra estrella de Hollywood, Jennifer Aniston, de quien se separó en 2005. Tres meses después de anunciar su separación, las primeras fotos de Brad y Angelina juntos empezaron a viralizarse.
En esas imágenes, se los veía con Maddox, el hijo adoptivo de Jolie, durante un viaje a Etiopía donde Angelina adoptó a Zahara Marley. La relación se confirmó cuando Brad anunció que sería padre adoptivo de ambos.
En 2006, la pareja dio la bienvenida a su primera hija biológica, Shiloh. Desde su nacimiento, Shiloh estuvo en el foco de atención no solo por ser hija de dos grandes estrellas, sino también por su identidad de género. En una entrevista de 2008, Brad Pitt reveló que Shiloh quería ser llamada John o Peter, por Peter Pan, pero preferían llamarla John. Angelina Jolie también comentó en 2010 que Shiloh quería ser un niño.
El cambio radical de Shiloh Jolie: de niña a John
Shiloh Jolie-Pitt, ahora adolescente, siguió reafirmando su identidad de género a lo largo de los años. Su deseo de ser identificado como niño se mantuvo constante, lo que sus padres apoyaron abiertamente. “Shiloh quiere ser un niño. Por eso la hemos cortado el pelo”, dijo Angelina Jolie en una entrevista. Esta declaración pública fue un paso significativo hacia la aceptación y apoyo de la identidad de su hijo.
Recientemente, Shiloh sorprendió a todos con un cambio de look radical. Se la vio con el pelo completamente rapado, una transformación que resuena con su deseo de ser identificado como John. Este cambio de apariencia fue bien recibido por los fans y seguidores de la familia Jolie-Pitt, quienes admiran la valentía de Shiloh y el apoyo incondicional de sus padres.
El viaje de Shiloh hacia la autoaceptación y la identidad fue seguido de cerca por los medios y el público. Desde sus primeras apariciones en público con ropa más masculina hasta su reciente decisión de raparse el pelo, la adoslecente una determinación admirable para ser fiel a sí mismo. Esta transformación no solo refleja su crecimiento personal, sino también la evolución de la percepción pública sobre la identidad de género.
