Un hombre, que vive en la ciudad correntina de Goya, creó un dispositivo similar a un desodorante de ambiente y lo puso a la venta. No obstante, cuando una mujer lo compró, descubrió que el artefacto no solo largaba fragancia, sino que tenía una cámara con la que el vendedor la había estado espiando.
El producto, según le contó el sujeto, rociaba con perfume el ambiente cuando su sensor percibía un movimiento cerca. Ahora bien, una vez que lo tuvo, la compradora vio que no funcionaba como le había explicado.
Frustrada con su compra, decidió desarmar y ver el interior del dispositivo para buscar el problema. De esta forma encontró una cámara, una batería y un sensor de wifi.
Como el objeto era para usar en el baño, descubrió que el correntino se lo vendió para verla cuando se bañaba. Inmediatamente, le dio aviso a la policía, quienes investigaron la compra.
Según determinaron los especialistas, la cámara con la placa habrían sido adquiridas por un dron. El hombre, cuyo domicilio era cercano al de la mujer, cuando activaba el wifi podía observarla.
La compradora lo confrontó y el hombre, por mensajes, le pidió que no hiciera público este caso. Muy por el contrario, ella decidió difundir las capturas del chat con el vendedor, quien luego fue detenido por la policía por violación de la privacidad.
