El caso del jubilado de 78 años que mató de al menos un disparo a un ladrón en un asalto callejero, se convirtió en el décimo en el que el malhechor es ultimado, en el lapso de un año en Córdoba. Así lo detalla un informe publicado por La Voz.
El jubilado permanece internado en un centro de salud y se recupera de una crisis cardíaca que sufrió tras el violento episodio, cuando un ladrón junto a su cómplice robaron una camioneta en barrio Residencial Vélez Sarsfield.
No está ni en condición de detenido ni imputado de nada, por ahora. El fiscal ordenó una serie de peritajes y una toma de testimonios para determinar si actuó en legítima defensa (y lo sobresee) o si bien existió un exceso o si, llegado el caso, determinar si se dio algo más serio como un homicidio.
El hombre que murió era Luis Arnaldo Agustín Fernández (25). Contaba con un amplio prontuario y al morir estaba en libertad condicional mientras cumplía una condena.
Suman 10 los sospechosos de robo que terminaron ultimados en los últimos 12 meses en la provincia de Córdoba. La mayoría de los episodios ocurrió en Córdoba Capital y, por lo general, los autores de esas muertes fueron vecinos. En todos los casos se usaron armas de fuego.
ENTRE LA LEGÍTIMA DEFENSA Y EL EXCESO
Según la ley argentina, para que se dé la legítima defensa se deben cumplir tres aspectos: tiene que existir una agresión ilegítima, debe existir una racionalidad en el método empleado para defenderse y, tercero, no debe existir una provocación previa por parte de quien se defiende.
Si se da todo eso, existe la legítima defensa y la persona debe ser sobreseída. Puede producirse tanto para defenderse uno mismo o bien a otra persona que está siendo atacada. La norma añade una situación extra: la legítima defensa privilegiada. Se da cuando la agresión es de noche y si ocurre dentro de la casa.
Fuera de esto, en una escala ascendente, se puede incurrir en un exceso en la legítima defensa: esto se da cuando ha cesado el riesgo para el vecino e igual ataca y mata. Es equiparable a un homicidio culposo y la pena es de 3 a 6 años.
LOS ANTECEDENTES EN DOCE MESES
Motochoro. En febrero de 2022, un motochoro fue abatido de siete balazos por un policía de civil a quien había intentado robarle la motocicleta de noche. El asalto callejero ocurrió en barrio Parque de la Vega III, en el noroeste de la Capital. El policía fue sobreseído.
Robo en una fiesta. En marzo, hubo incidentes a la salida de una fiesta en barrio Parque Las Rosas, en la Capital, tras el robo de celulares. El padre de uno de los damnificados (policía) reclamó un teléfono y mató a un sospechoso a balazos. Terminó preso por homicidio agravado.
Intruso en casa. En mayo, un vecino mató de un disparo a un intruso que había ingresado a la propiedad de su padre en Villa Allende. Quedó libre y fue imputado por exceso en la legítima defensa.
El caso de la medianera. En julio, un vecino mató de un disparo a un joven que iba caminando por la medianera de su casa en barrio Patricios. Llamó a la Policía para alertar de la muerte pero no dijo que fue él. Finalmente fue detenido e imputado por homicidio agravado.
Jubilada. En agosto de 2022, una abogada jubilada repelió un violento asalto en su casa de Bialet Massé y, con un arma de su propiedad, ultimó a uno de los delincuentes. Fue sobreseída por legítima defensa.
Robo en una fiesta. En septiembre, otra vez, el robo de celulares en una fiesta terminó en una pelea en la calle. Fue en Villa El Libertador. Para recuperar el celular, un vecino mató a otro. Quedó preso por homicidio agravado.
Poliladrón. En septiembre, un policía que integraba una banda de peligrosos delincuentes cayó muerto durante un enfrentamientos con uniformados en la localidad de Tancacha. Para la fiscalía, el policía que mató actuó correctamente.
Dos ladrones ultimados. En diciembre, el dueño de una forrajería resistió un asalto armado en su local de barrio Argüello Norte y mató a balazos a dos de los asaltantes. El caso queda encuadrado en legítima defensa.
