En la madrugada del 6 de agosto de 2020, Valentino Blas Correas recibió un disparo que le costó la vida. Los amigos del joven alcanzaron a llevarlo al Sanatorio Aconcagua de Nueva Córdoba, pero en el lugar se negaron a atenderlo.
A tres años del crimen y a siete meses de la condena a perpetua para los policías que dispararon, la Justicia de Córdoba sobreseyó a María Laura Moya y Paola Andrea Mezzacapo, empleadas del centro de salud. Ambas, imputadas por omisión de auxilio, accedieron al beneficio luego de pagar una multa de 12.500 pesos.
UN TERCER EMPLEADO DEL SANATORIO FUE CONDENADO
Fernando Gabriel Casalino, el tercer empleado implicado en el hecho, enfrentó un juicio abreviado este martes en la Cámara Octava del Crimen. Está imputado por abandono de persona, delito que prevé una pena que va de 2 a 6 años de prisión.
Al tratarse de un juicio abreviado, Casalino recibió una pena de dos años y seis meses. El hombre aceptó los cargos en su contra y pidió perdón a la familia de Blas.
EL ENCUENTRO DEL CONDENADO CON LA FAMILIA DE BLAS
Por su parte, Soledad Laciar dijo en diálogo con Cadena 3: “Él dijo que se equivocó, ¿por qué no creerle? Blas no está y eso no va a cambiar”. “Tenemos que pensar en ser un poco más humanos, estoy convencida que la responsabilidad es de la clínica”, siguió.
En la misma línea, Soledad agregó: “Fernando fue el único que se acercó a hablar conmigo, de la clínica no se acercó nadie. Si él no lo hizo entrar es porque había una bajada de línea de la clínica”. En el encuentro, Fernando abrazó a Soledad y ella pidió que no lo despidan de su trabajo.
