Bianca tiene un añito y tres meses y junto a su hermana Dayana (10 años), mamá Analía y papá José llevaban una vida como la de cualquier otra familia, pero un día todo cambió y comenzó una historia de coraje que hoy los tiene separados a la distancia, pero más unidos que nunca.
Una simple erupción en la piel de la más pequeña de la casa les modificó su día a día en La Rioja, de donde son oriundos. En el hospital de la provincia vecina comenzaron los primeros estudios médicos; y también, la preocupación de los profesionales, quienes sospechaban que la bebé tenía síntomas de leucemia.
"Nosotros no sabíamos qué gravedad tenía y si bien habíamos escuchado la palabra leucemia, no sabíamos de qué se trataba la enfermedad", relata la mamá, quien en el Día Internacional del Cáncer Infantil, brinda su testimonio.
Y continúa su relato: "La noticia nos impactó a todos. Yo no podía dejar de llorar. No entendía nada y mi familia se vió inmersa en preguntas. Fue un momento muy difícil".
Desde ese momento, la pequeña Bianca queda internada, con la posibilidad de ser trasladada para comenzar el tratamiento en el Hospital de Niños de la Santísima Trinidad de Córdoba o en el Hospital Garraham de Buenos Aires. Pero la decisión de los médicos fue trasladarla a Córdoba, a siete horas de viaje de La Rioja.
"Teníamos la esperanza de que el diagnostico fuese erróneo. Pero yo como mamá presentía que Bianca estaba enferma", dice Analía, quien llegó a esta ciudad el domingo 19 de noviembre, cerca de las 22 y al día siguiente ya había ingresado junto a sus hijas a la Casa Ronald Mc Donald, un espacio de apoyo a las familias en el cuidado de sus niños.
Aquí le repitieron los exámenes y comenzó el tratamiento, una instancia por la que debe atravesar toda la familia. "Para Dayana es un reto difícil. Sin embargo, acompaña a su Bianca durante el tratamiento, es fuerte, y muchas veces le cuesta aceptar la enfermedad de su hermana", indica la mamá.
Y agrega: "Una de las posibilidades es que, de no funcionar el tratamiento con quimioterapias, Bianca opte por un trasplante de médula ósea. Para su hermana Dayana, una de sus mayores preocupaciones es no ser compatible para curar Bianca".
Tíos y abuelos estuvieron siempre acompañando y apoyando a la familia. Para José, el papá, la oportunidad de visitarlos es invaluable. Él trabaja en La Rioja y tiene la posibilidad de visitarlos en la Casa Ronald de Córdoba. La diferencia de mantenerse cerca de su familia es gigante. "Nos cuesta despedirnos. Es duro cuando debe volver a La Rioja, pero el estar todos juntos es un gran apoyo emocional", comenta Analía.
Para Bianca hay días que son más difíciles que otros, pero su lucha es la de toda la familia. "Ella es una guerrera. Pasó por muchas cosas. Me aferro mucho a Dios y la entrego a sus manos. Su enfermedad es compleja, pero lo afrontamos en familia, y entre todos nos apoyamos", confiesa la mujer que extraña su casa y el poder estar todos juntos, pero se siente bien en la Casita.
Y cierra: "En la Casita tenés todo. Lo que más destaco es la posibilidad de estar con otros papás. Acá lloramos, nos reímos. Hay mucho compañerismo. Hay mucha contención. Le digo a los papás que están pasando por lo mismo, que no bajen los brazos. Que tengan fe".
