Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte a nivel mundial y nacional. Se trata de trastornos que afectan al corazón y los vasos sanguíneos. Tener un corazón sano es el objetivo de todos. Sin embargo, los malos hábitos alimenticios, sumado al estrés de la rutina diaria, no facilitan la tarea.
Desde el Centro de Información Nutricional de la Carne de Pollo (Cincap) aseguraron que, por sus cualidades, la carne de pollo es recomendada como parte de una alimentación saludable para personas con dislipemia o enfermedad cardiovascular.
Entre sus principales virtudes se destaca que es la más magra por excelencia. El 70 por ciento de su contenido total de grasas está en la piel y en un panículo adiposo abdominal, fácilmente removibles antes de la cocción.
Además, el tipo de grasas que contiene es de calidad óptima, en las que predominan las saludables de tipo insaturadas. Asimismo, es fuente de varios minerales y vitaminas.
También es rica en proteínas de alto valor biológico, que son 100 por ciento aprovechables por el organismo humano porque tienen todos los aminoácidos esenciales.
Los especialistas del Cincap sostienen que los cambios terapéuticos del estilo de vida constituyen la piedra angular de la prevención y una parte fundamental del tratamiento de los problemas de salud que afectan al corazón, en el cual la alimentación saludable es uno de sus principales componentes.
La mejor parte
• Se recomienda la
pechuga
de pollo sin piel, como uno de los cortes más magros que existen en el mercado.
• La
patamuslo
es levemente superior en contenido de grasa, pero sigue siendo muy bajo en términos absolutos.
• Esto hace de la carne de pollo uno de los mejores alimentos para incorporar a las prácticas saludables.
Regla de tres
• Control de las grasas en la alimentación.
• Práctica regular de actividad física.
• No fumar.
Elegir bien
Los pollos de campo, ecológicos y orgánicos son más musculosos y menos grasos.
Alimentación saludable para el corazón
» Seguir una dieta con bajo contenido de grasas (30 por ciento de las calorías procedentes de las grasas).
» Aumentar la ingesta de frutas y verduras frescas.
» Hornear, asar o cocinar los alimentos en lugar de freírlos.
» Elegir carnes con bajo contenido graso, como pollo, pescado y cerdo.
» Limitar los embutidos.
» Utilizar las frutas como postre en lugar de consumir preparaciones de alto contenido graso.
» Evitar la grasa adicional como margarina, manteca, aceite, aderezos.
» Utilizar productos lácteos de bajo o nulo contenido graso.
