Rodeada por las majestuosas sierras de Punilla, Valle Hermoso ofrece un paisaje de ensueño para los amantes del ecoturismo. Senderos escarpados invitan a los visitantes a explorar la exuberante vegetación autóctona y a contemplar cascadas cristalinas que refrescan el alma. Los aficionados a la observación de aves encontrarán aquí un paraíso, con una variedad de especies que habitan en este entorno natural.
Más allá de su belleza natural, Valle Hermoso es un crisol de tradiciones que se reflejan en su arquitectura colonial, sus festivales folclóricos y su gastronomía regional. Los lugareños reciben a los visitantes con los brazos abiertos, compartiendo su rica herencia cultural a través de danzas típicas, artesanías locales y platos auténticos que deleitan los paladares más exigentes.
Con un compromiso firme con la conservación del medio ambiente, Valle Hermoso promueve el turismo sustentable, fomentando prácticas responsables que preserven su entorno natural para las generaciones futuras. Desde programas de reforestación hasta la gestión adecuada de residuos, la comunidad local trabaja en conjunto con los visitantes para proteger este preciado tesoro natural.
Entre iglesias y un castillo histórico
En la visita, una postal histórica es la que regala el Castillo Hotel Fabrega, a sólo un kilómetro de la ruta 38. Se trata de una construcción de principios del siglo XX – antiguo casco de estancia – hoy es un icono emblemático de la zona.
Si se continua caminando, es posible encontrar un imperdible: la Gruta de Santa Teresa, a la cual se accede subiendo hasta la mitad de un cerro. Por su parte, otra de las postas religiosas para descubrir, es la capilla Cristo del Río, que contiene un crucifijo creado del tronco de un sauce. Y, para finalizar el recorrido, no puede faltar en la lista, la capilla San Antonio, uno de los tesoros patrimoniales que tiene Valle Hermoso.
