En su visita a Irak, el papa Francisco convocó a decir “no al terrorismo y a la instrumentalización de la religión”, al solidarizarse desde Qaraqosh con los cristianos perseguidos en ese país entre 2014 y 2017, durante la ocupación del Estado Islámico.
”Junto con todas las personas de buena voluntad, decimos no al terrorismo y a la instrumentalización de la religión”, sostuvo el Papa, quien este domingo habló desde una Iglesia quemada en 2014 por el grupo extremista, colmada de fieles que se acercaron para expresarle su gratitud por una visita que puede significar un nuevo punto de partida en la relación entre ambos credos.
”Con mucha tristeza, miramos a nuestro alrededor y percibimos otros signos, los del poder destructivo de la violencia, del odio y de la guerra. Cuántas cosas han sido destruidas. Y cuánto debe ser reconstruido”, lamentó Francisco en la iglesia de la Inmaculada Concepción, la más grande del país, uno de los blancos del Estado Islámico.
”Nuestro encuentro demuestra que el terrorismo y la muerte nunca tienen la última palabra”, sostuvo el Sumo Pontífice frente a la comunidad cristiana local, que, tiempo atrás, representaba cerca del 90% de la población, y lentamente regresa tras el período de expulsión sufrido durante la ocupación extremista. Gracias a la cooperación internacional, la Santa Sede estima que casi el 50% de las personas obligadas a huir por el califato ya pudieron retornar a la ciudad.
Una de ellas fue Raysa, una señora de 42 años, que antes de la llegada del Papa recordó con emoción dentro de la Iglesia cómo abandonó la ciudad en 2013, un año antes de la instauración del califato. Regresó en 2019, a la espera de la recuperación de ese espíritu que, dijo, tenía la ciudad antes de la llegada del extremismo. “Que la presencia del Papa ayude a que todo vuelva a ser cómo antes”, deseó.
Ahmed, profesor secundario de 57 años, deseó también que la llegada de Bergoglio a Irak pueda “terminar de lograr que nuestras casas sean reconstruidas”. Dentro de la Iglesia, una monja dominica, Mary Theresa Hanan, calificó la visita del Papa como “un apoyo para la fe, de cara a continuar la misión en el país”.
En esa línea habló también el Papa. “Ahora es el momento de reconstruir y volver a empezar, encomendándose a la gracia de Dios, que guía el destino de cada hombre y de todos los pueblos. ¡No están solos! Toda la Iglesia está con ustedes, por medio de la oración y la caridad concreta. Y en esta región muchos les abrieron las puertas en los momentos de necesidad”, sostuvo Francisco. ”Hay que reconstruir no sólo los edificios, sino, ante todo, los vínculos que unen comunidades y familias, jóvenes y ancianos”, convocó a la población local.
Tras escuchar el testimonio de una mujer cristiana, el Papa planteó que el “perdón es una palabra clave” para la etapa que debe afrontar el país. ”Es necesario para permanecer en el amor y cristianos”, sostuvo en esa dirección. ”El camino hacia una recuperación total podría ser todavía largo pero les pido, por favor, que no se desanimen. Se necesita capacidad de perdonar y, al mismo tiempo, valentía para luchar. Sé que esto es muy difícil”, reconoció.
“No nos cansemos de rezar por la conversión de los corazones y por el triunfo de una cultura de la vida, de la reconciliación y del amor fraterno, que respete las diferencias y las distintas tradiciones religiosas, y se esfuerce por construir un futuro de unidad y colaboración entre todas las personas de buena voluntad”, comentó.
Al mencionar a la Virgen durante su discurso, el Papa aprovechó para plantear su preocupación por la situación de las mujeres, muchas de ellas víctimas de la violencia. Al respecto, pidió que “sean respetadas y defendidas”.
”Y quisiera agradecer de corazón a todas las madres y las mujeres de este país, mujeres valientes que siguen dando vida, a pesar de los abusos y las heridas. ¡Que las mujeres sean respetadas y defendidas! ¡Que se les brinden cuidados y oportunidades!”, reclamó.
El campanario de la Iglesia, el más grande de la llanura del Nínive, fue derribado por los ataques extremistas. Ya reconstruido, hace visible a la Iglesia desde varios puntos de la ciudad y junto a la Virgen busca marcar el inicio de una nueva etapa para la comunidad cristiana.
Con información de Télam.
