Los padres del menor son Testigos de Jehová y rechazaron el procedimiento porque, a raíz de la interpretación de diversos versículos bíblicos, entienden que sería como "comer la vida o el alma".
Si bien los padres pueden rechazar la tranfusión, para impedir ese procedimiento en un niño deberían haber recurrido a la Justicia, pero no tuvieron tiempo de hacerlo, el riesgo de muerte era alto y los doctores priorizaron salvar la vida del paciente.
Los padres sintieron que se había vulnerado su derecho a decidir y recurrieron a la Justicia.
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