En el medio de una ruta cordobesa, un colectivo es detenido por un control colocado allí y que específicamente lo estaba esperando. Sólo a ese, no al resto de los vehículos que circulaba por esa misma vía.
Dentro de la unidad, la mayoría de los pasajeros bufa y reniega porque no saben de cuánto será la demora.
Pero, uno de ellos no tiene esa sensación, es invadido por otras: temor y la preocupación. Sabe que lo buscan a él, porque es consciente de lo que está haciendo más allá de que parezca un usuario más del colectivo.
En ese instante, la Policía y unos señores vestidos con otros uniformes le piden a los choferes que abran las bodegas. Y la sorpresa para el 99% de los pasajeros es mayúscula.
De ese lugar comienzan a asomar jaulas y cajas que contienen aves, vivas, entrampadas hace un par de horas en sierras y campos de Córdoba y que tienen como destino intermedio Buenos Aires o el norte argentino, para ser vendidas al exterior como el lugar final de comercialización.
El tráfico de fauna silvestre en nuestra provincia es una realidad tan cercana como el contrabando de drogas. De hecho, a nivel mundial está en el tercer lugar luego de las armas.
Y esa actividad ilegal tiene tal complejidad como las dos primeras. En Córdoba, la encargada de combatirla es la Policía Ambiental, que depende del gobierno de la Provincia.
Y, lejos de aquellos tiempos donde había controles al azar o basados en algunas denuncias anónimas o datos de informantes, los operativos para detectar los ilícitos están más relacionados con el difícil entramado que tejen los que se dedican al contrabando de especies autóctonas.
Teléfonos satelitales, seguimiento por Internet a cada minuto, un departamento de Inteligencia, modernos aparatos de comunicación y canes entrenados especialmente para detectar la presencia de fauna entre decenas de bolsos son sólo algunos de los elementos de los que dispone esta Policía, además de un personal especialmente entrenado y vinculado con el medio ambiente.
"Tenemos una brigada de canes única en Latinoamérica que fue entrenada para tal fin y que nos ha permitido eficientizar los operativos", dijo a Dia a Día+Vía Córdoba, Adrián Rinaudo, jefe de la Policía Ambiental.
"Nosotros apuntamos a los grandes traficantes, no a las personas que tienen en su casa un ejemplar de fauna silvestre que, si bien es ilegal, no tiene el impacto ni el daño que causan los primeros" remarcó.
El funcionario señaló que año tras año se van incrementando los operativos y los animales que son recuperados de este tipo de contrabando, pese a que es un delito tan complejo de combatir.
En números. El año que pasó en Córdoba (2017) dejó como saldo nada menos que el rescate de 1.217 ejemplares de fauna silvestre de los cuales 1.161 (más del 95%) fueron aves.
Entre las aves secuestradas se contaron 55 especies diferentes, siendo la mayor cantidad de estos pájaros (cardenales, semilleros, reinamoras) pero también loros, aves rapaces, lechuzas, etcétera.
Entre los mamíferos se secuestraron monos, pumas, quirquinchos y vizcachas (50 ejemplares durante 2017).
Aves, lo más buscado. Más de la mitad de los ejemplares secuestrados (unos 649) pertenecían a solo 5 especies (jilguero, loro hablador, reinamora, cardenal común y semillero).
"Este tipo de especies es muy codiciada en el exterior, se encuentra en Córdoba y las buscan por su plumaje colorido, por su belleza y su canto. Como son singulares tienen un precio elevado en el mercado negro", remarcó Rinaudo.
Explorando en Internet, se puede apreciar pese a que la actividad es ilegal, ofertas de jilgueros a precios en euros, entre los 60 y los 120, lo que equivale a los 1.500 a 3.000 pesos por cada ejemplar sólo de una especie.
Córdoba no sólo es un lugar de captación por parte de los traficantes de fauna silvestre, también lo es de paso de otros animales que llegan desde distintas provincias y buscan como salida el extranjero.
De acuerdo con datos que posee el Ministerio de Ambiente de la Nación, Argentina es generadora de tráfico, triangulación y demanda de especímenes silvestres con destino a países de la Unión Europea.
Según datos extraoficiales que posee el organismos, los mayores cuellos de botella están en cuatro provincias: Buenos Aires, Rosario, Mendoza y Córdoba.
Las rutas y ciudades. En nuestra provincia, los ejemplares de aves fueron secuestrados por Policía Ambiental en 39 localidades.
Las que registraron mayor cantidad de animales recuperados fueron: Río Cuarto, con 170 especies, Las Varillas, con idéntico número, Córdoba Capital, con 152, James Craik, con 130 y San Basilio con 116.
Estas cinco localidades representan el 62 % de los secuestros.
Cabe aclarar que el gran número de ejemplares para la localidad de Las Varillas se debe a un secuestro de 146 pichones de loro hablador en un control de ruta.
Infractores, multas sin cárcel. La Policía Ambiental lleva adelante una tarea administrativa y sus facultades llegan sólo hasta la aplicación de multas.
Desde el punto de vista penal, sólo puede realizar una presentación si en el secuestro se comprueba una violación a la Ley Sarmiento.
En declaraciones al diario Clarín, el secretario de Política Ambiental de la Nación, Diego Moreno, admitió que pese a todos los avances y operativos llevados a cabo en todo el país, este tipo de tráfico es un delito excarcelable.
Al día de hoy no hay una sola persona condenada. Pagan la fianza y se van.
"Las leyes que existen son muy viejas, nosotros lo que estamos tratando de proponer es una actualización de la normativa en lo que respecta a fauna silvestre", dijo Rinaudo.
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