"Me ponían veneno en el mate", dijo el asesino de la fábrica de hielo

Desde la cárcel de Bouwer, José Gustavo Suárez (41) contó por qué mató a sus compañeros y los acusó de haberles arruinado la vida.

"Me ponían veneno en el mate", dijo el asesino de la fábrica de hielo
La fábrica de hielo\u002E

"Me ponían cosas en el mate para que no tuviera erecciones". La frase pertenece a José Gustavo Suárez (41), el hombre que el lunes pasado mató a dos compañeros de trabajo y dejó en grave estado a un tercero en la fábrica de hielo "Polarcito", en barrio San Vicente.

El doble crimen tuvo como víctimas a Ramón Rojas (59) y su hijo Damián Rojas (28), en tanto que Hugo Herrera (60) fue herido con una tijera en el cuello y se encuentra internado en el Hospital de Urgencias. El atacante dijo luego a la Policía que los mató porque le hacían "bullying" y lo cargaban desde hace años, algo que fue negado desde el entorno de las víctimas.

Suárez se comunicó con La Voz del Interior desde el teléfono público en Bouwer y ratificó que le hacían burlas, aunque dejó en evidencia cierto estado paranoide. "Ellos me mataron en vida. Me envenenaban desde hace años", sostuvo.

Sin embargo, en otros pasajes de la nota dijo: "Me arrepiento porque es algo malo lo que pasó, estaba perturbado. Yo quería que no me molestarán más".

Según su versión, los trabajadores de la fábrica se confabulaban para arruinarle la vida e incluso fueron hasta su barrio, en San Fernando, para hablar mal de él ante los vecinos.

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"Me ensuciaron en la carnicería, en la agencia de quiniela, en el gimnasio", apuntó. "Comiamos asado y cuando me levantaba de la mesa me metían cosas en la comida y en la bebida. Ahí empecé a tener problemas de próstata", dijo, en referencia a sus inconvenientes de salud que arrastraba hace años.

"Ellos querían que me sintiera solo. Me mataron en vida", insistió. Al ser consultado sobre por qué no buscó otra salida en lugar de atacarlos a tiros, Suárez dijo que habló en una ocasión con el dueño de la fábrica, pero no le prestaron atención.

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Sostuvo que planeó el ataque el fin de semana. En su casa alquilada hallaron una

carta

en la que dejaba sus bienes al dueño de la vivienda y le pedía perdón por sus actos.