El doble homicida dejó una carta pidiendo "perdón"

La hallaron en su casa en barrio San Fernando. El fiscal la considera un elemento importante que podría demostrar que hubo premeditación en el ataque en la fábrica de hielo.

Una familiar de las víctimas llora en la puerta de la fábrica.
Una familiar de las víctimas llora en la puerta de la fábrica.

José Gustavo Suárez (41), el doble homicida de la fábrica de hielo en barrio San Vicente, dejó una carta en la que pide "perdón" por sus actos, lo que se considera un elemento judicial importante porque podría demostrar premeditación en el ataque letal.

La carta, hallada por el Departamento Homicidios en la casa de Suárez en barrio San Fernando, estaba dirigida al dueño de la vivienda (Suárez era inquilino) y le anticipaba que le dejaba sus pertenencias y que trataría de recuperarlas "dentro de 20 años" (cuando saliera de prisión).

El fiscal Alfredo Villegas confirmó la existencia de la carta, pero evitó detallar su contenido por encontrarse la causa en secreto de sumario. "Es prematuro para adelantar opinión. De todas maneras, esta carta y otros elementos podrían llevan a pensar en una premeditación", indicó al programa Entre Nosotros Rebeca.

Este dato no es menor, dado que podría arrojar que Suárez comprende la criminalidad de sus actos, y como tal es imputable. "Las pericias psiquiátricas serán la semana próxima", señaló el fiscal, quien ya dispuso el traslado del doble homicida a la cárcel de Bouwer.

Las pericias serán fundamentales para determinar el futuro procesal de Suárez, quien ayer a media mañana mató a balazos a dos compañeros de trabajo en la fábrica -Ramón Rojas (59) y su hijo Damián (28)- e hirió de gravedad con una tijera en el cuello al encargado, Hugo Herrera (60), quien permanece en estado delicado en el Hospital de Urgencias.

"Estoy destrozado". "Nos sentimos muy mal, nunca pensamos que esto podía pasar. Estoy destrozado", dijo en Arriba Córdoba el dueño de la fábrica "Polarcito", Cristóbal Lázaro, al ser consultado sobre lo ocurrido ayer en calle Argandoña al 2.800.

Sobre el criminal, opinó: “Es un tipo muy callado, abocado a su trabajo y no tenía problemas de ningún tipo, no sé qué le habrá pasado a este muchacho”.

Sobre los supuestos problemas que tenía entre sus compañeros, dijo que "entre ellos siempre alguna discusión han tenido, pero no de fondo, ha sido una cosa muy extraña”, aunque reconoció que años atrás Suárez le dijo que los otros empleados lo "cargaban".