"Fueron veinte días, nos destrozó, nos arrasó". Sasha Ávila (18) definió de esa manera el hecho de perder a su abuela, su tío y sus papás por el coronavirus en un lapso menor a un mes.
Sasha, quien vive en Ingeniero Budge (Lomas de Zamora) y tiene tres hermanos, vivía con sus papás hasta que tuvieron que ser internados por complicaciones asociadas al covid-19. Finalmente, su papá murió en una Unidad de Pronta Atención de Villa Fiorito y su mamá en la clínica Avellaneda Medical Center.
"Nosotros estamos destrozados con todo esto que pasó. Jamás imaginamos que nos pasaría una cosa así. Queremos que los responsables de sus muertes se hagan cargo. Y yo no responsabilizo ni a los médicos ni a las enfermeras, porque sabemos cómo trabajan: por un sueldo malo, más horas de las que deberían y sin recursos. Yo pude ver a mi papá, ya entubado, del otro lado de un cristal: vi cómo las enfermeras iban de una cama a la otra a las corridas, no daban abasto", dijo.
Y agregó: "Por eso creo que los responsables son los ministros que deciden no invertir en hospitales, que haya pocos médicos, que ganen mal, que no haya respiradores, que no todos puedan acceder al plasma".
"Hay una brecha entre la salud que pueden tener ricos y pobres. Al pobre se le asignan menos recursos. Hay mucha gente que tuvo que salir a trabajar porque hace changas, no pudo sostener la cuarentena, y no se pensó en lo que esa persona necesitaba para cuidar su salud, teniendo que salir a trabajar. Los lugares o las obras sociales de los que tienen menos recursos siempre tienen problemas", opinó.
Sobre el tratamiento que le brindaron a sus familiares, precisó: "A mi tío y a mi papá les dieron plasma pero tardíamente. En el caso de mi papá fue como dos semanas después de que lo internaran. Le podría haber hecho bien pero ya no servía. Y a mi mamá, sin el consentimiento de sus hijos, le sacaron el teléfono en la clínica. Ella quería saber siempre cómo estábamos, hacer videollamadas, si no se ponía ansiosa. Y con el argumento de que se ponía demasiado nerviosa la incomunicaron. Eso la empezó a matar. No pudimos despedirnos".