La historia de los primeros vinos argentinos en Santiago del Estero

Los vecinos trajeron desde Chile semillas de algodón y plantas de viña. Hasta el momento solo había cultivo de maíz.

La historia de los primeros vinos argentinos en Santiago del Estero
La historia de los primeros vinos argentinos en Santiago del Estero

El nombre de la provincia Santiago del Estero, se remota al año 1553 y la fundó Francisco de Aguirre, enviado desde Chile por Pedro de Valdivia. Felipe Pigna, cuenta que la historia comenzó al año siguiente, cuando la futura "madre de ciudades", no contaba con un sacerdote que se encargara de los oficios religiosos.

Por ese motivo, los vecinos decidieron viajar a Chile a buscar a uno. Los documentos mencionan a cinco conquistadores que, a fines de ese año, emprendieron la aventura. Sin embargo, como es habitual, no registran a los guías y porteadores indígenas que fueron con ellos y, sin los cuales, el recorrido hubiera resultado imposible.

En un documento de la época, un testigo recordó que ese viaje se hizo "con grandísimo riesgo de sus personas por ser todo lo más camino por tierra de guerra, de caminos asperísimos de cordilleras nevadas de grandísimos fríos e despoblados. A su vez, este testigo lo sabe porque lo caminó cuando fue a Chile.

Luego de atravesar los territorios de lules y calchaquíes y cruzar la cordillera de los Andes, el grupo llegó a comienzos de 1557 a La Serena, en la costa del Pacífico. 

A su regreso, los vecinos de Santiago del Estero trajeron con ellos a un religioso, fray Juan Cidrón o Cedrón, y además "semillas de algodón e plantas de viña", ya que hasta el momento solo había "cultivos de maíz".

Esta es la referencia documental más antigua que ha quedado sobre la llegada de la vid al actual territorio argentino, que luego tendría otras vías de acceso, desde Chile pero también desde el Atlántico y el Alto Perú.

En el siglo XVII había producción de vinos y aguardientes en La Rioja y Córdoba. Según la tradición, las viñas llegarían a Salta, de la mano de los jesuitas que introdujeron sarmientos desde el Perú y el Alto Perú.

No se conoce con exactitud cuándo comenzó a cultivarse en Cuyo que, desde tiempos coloniales, se convertiría en la región vitivinicultora por excelencia de lo que hoy es la Argentina.

En marzo de 1561, Castillo fundó la ciudad de Mendoza, y en la distribución de tierras de labranza entre los vecinos, una fracción fue concedida para "chacra y viña", lo que para algunos autores clásicos indica que la viticultura cuyana habría comenzado entonces.