Un sanjuanino ganó un auto en una rifa y lo donó para ayudar a una nena con cáncer

José Ortiz vive en Salta pero es de Valle Fértil. El acto de solidaridad lo convirtió en el héroe de la comunidad.

José vive en Salta hace cuatro años.
José vive en Salta hace cuatro años.

José Ortiz nació en Valle Fértil , una localidad rural de San Juan. El hombre decidió irse a vivir a Salta hace cuatro años. Todo el mundo lo conoce en donde vive por ser una persona reservada, educada, sin demasiados amigos. Pero el nombre de este vallisto comenzó a sonar con más fuerza cuando el 21 de julio pasado se ganó un auto en una rifa y decidió donarlo a una familia vecina que está atravesando una situación difícil: su hija de ocho años tiene cáncer y se debe tratar la enfermedad en el hospital Garrahan.

José vive en la localidad de Joaquín V. González. Trabaja como empleado administrativo y no es de salir mucho ni de hacer sociales. Pero se ganó rápidamente el cariño de todos en el pueblo cuando decidió donar el auto que se ganó en una rifa para ayudar a la familia de Brenda Ruiz, una pequeña que está internada en el hospital de Buenos Aires. En diálogo con Infobae, el hombre dijo que está convencido que no hay que tener dinero para ayudar y que no tiene movilidad pero de igual modo decidió que lo mejor era entregar el auto a una familia que lo necesita más.

José vive en Salta hace cuatro años.
José vive en Salta hace cuatro años.

El hombre trabaja en la parte de logística de una empresa encargada del recambio de las vías del tren del Belgrano Cargas. No tiene hijos y en su querido Valle Fértil vivía con sus tres hermanos y dos sobrinas. José se enteró que la familia de Brenda había armado una rifa para ayudar a financiar los costos que demanda su internación. El sanjuanino compró dos números de $100 cada uno. Antes de que ganara, había dicho a sus amigos que si resultaba beneficiado por la suerte, no se iba a quedar con el auto. Y así fue.

Cuando se iba a hacer la entrega formal del vehículo, un Renault 11 blanco, José le dijo en el oído a la abuela de la niña que no iba a aceptar el auto. "Apenas se lo dije, la mujer se puso a llorar sin parar. No sabía cómo agradecerme el gesto. Pero yo no me imaginaba haciendo otra cosa. Era lo único que podía hacer", concluyó el vallisto que se convirtió en héroe.