Emocionante historia: le dieron 48 horas de vida y su mamá lo salvó con un trasplante

Jere, un bebé sanjuanino, padecía artresia biliar. Los médicos no le daban esperanzas pero su mamá nunca bajó los brazos.

Hoy Jere lleva una vida normal. Se alimenta por sonda, pero en breve comenzará otra vez con la mamadera.
Hoy Jere lleva una vida normal. Se alimenta por sonda, pero en breve comenzará otra vez con la mamadera.

Tenía apenas 3 meses cuando su vida y la de toda su familia dieron un giro de 180 grados. Aquella vida tranquila que Jere tenía en su casa de San Agustín de Valle Fértil, a 240 kilómetros de la Ciudad de San Juan, se transformó en una verdadera pesadilla entre las paredes de un hospital. Las manchitas que aparecieron en su cuerpito resultaron ser de una grave enfermedad y a pesar de las operaciones e infinidades de estudios, los doctores no le daban esperanza de vida. El milagro que necesitaba llegó nada menos que de su madre, quien le donó parte de su hígado y lo salvo.

Esta historia comenzó a mediados de 2019. El bebé tenía todos los controles pediátricos al día, nada parecía anticipar lo que venía. Una mañana Eloísa Godoy encontró una roncha en un bracito de su hijo, pero como desapareció a las horas no pensó que se trataría de algo grave. Pero al día siguiente Jere amaneció otra vez con manchas y su familia decidió llevarlo de urgencia a la guardia.

Tras una serie de análisis los médicos le diagnosticaron artresia biliar, enfermedad por la que tuvo que ser operado de urgencia. Sin embargo la intervención quirúrgica no resultó favorable: uno de los puntos se soltó y le provocó peritonitis que complicó su salud. Su estado era realmente grave, porque además los riñones no funcionaban correctamente. “Tiene 48 horas de vida”, les dijeron a los papás.

Hoy Jere lleva una vida normal. Se alimenta por sonda, pero en breve comenzará otra vez con la mamadera.
Hoy Jere lleva una vida normal. Se alimenta por sonda, pero en breve comenzará otra vez con la mamadera.

Para mantener vivas las esperanzas, el pequeño fue trasladado a Buenos Aires. Después de una larga lucha con la obra social, ya que no quería hacerse cargo de los gastos, Jere fue internado en el Hospital Austral de Pilar. "Durante el vuelo, todo el tiempo estuvo acompañado por médicos y enfermeros. Su estado era desesperante. Cuando llegamos la situación era como en las películas. Los subieron a la ambulancia y en el hospital corríamos por los pasillos con la camilla", señaló su papá Jonatan a Diario de Cuyo.

Para los médicos, la última alternativa era un trasplante. Su mamá no dudó en ser la donante y se sometió a diferentes estudios para determinar si era compatible o no con su hijo. Finalmente el resultado dio positivo y ambos ingresaron al quirófano el 8 de noviembre. "Cuando me dijeron que tenía que donarle el hígado yo ni lo dudé. Si con un pedazo de mi órgano lo salvaba, lo iba a hacer", expresó Eloísa.

Hoy milagrosamente Jere está de regreso en su casa. Atrás quedaron esas eternas y angustiantes horas en una sala de un hospital. Tras desafiar a la muerte, el bebé sanjuanino lleva una vida normal con medicación y mucho amor de sus padres. Solo una vez al mes debe viajar a la ciudad para que efectúen los chequeos obligatorios.