La historia del salteño que a pesar de perder la vista, montó su propia fábrica

Se llama Santiago de la Cuesta, tiene 26 años y desde los 24 que es ciego. Para poder mantenerse comenzó con el sueño de una fábrica de conservas que hoy es realidad.

Santiago de la Cuesta cociando, Atacopampa, Salta
Santiago de la Cuesta cociando, Atacopampa, Salta

Una larga historia de problemas de visión, que finalmente terminó en una ceguera total, no amedrentó al joven salteño Santiago de la Cuesta, quien el pasado jueves inauguró su propia fábrica de conservas en pleno centro de la ciudad de Salta.

"Conservas Atacopampa" llamó a su producto, cuya fábrica, que ya cuenta con todos los elementos necesarios para sacar un producto de calidad y con estándares bromatológicos, se encuentra en la calle Rivadavia 860.

Santiago de la Cuesta, Atacopampa, Salta.
Santiago de la Cuesta, Atacopampa, Salta.

El joven produce escabeche de hongos, ají locoto, porotos blancos, porotos negros y berenjenas, todos productos bien salteños cuya impronta familiar viene de antiguas recetas de su casa, que con paciencia y mucho gusto, Santiago fue modificando hasta lograr un producto de alta calidad y de agrado para todas las personas.

Santiago tuvo problemas de visión desde sus primeros años, cuando fue diagnosticado con una miopía severa, pero su primer encuentro con la oscuridad se produjo a los 17 años, cuando perdió uno de sus ojos por un desprendimiento de retina mal tratado.

Conservas realizadas por Santiago y su equipo.
Conservas realizadas por Santiago y su equipo.

Al poco tiempo, su otro ojo comenzó a tener el mismo problema, y tras cinco operaciones que retardaron la pérdida total de la visión, finalmente quedó ciego a los 24 años.

Desde entonces, el joven cuyo hambre emprendedor lo impulsó a través de esos dos años de oscuridad, donde se le fueron cerrando puertas laborales por su discapacidad, comenzó a darle forma a la idea de tener su propia empresa para autosustentarse, y hacer algo que ama: cocinar.

"No quería vender en una plaza o afuera del súper y que me compren por ser ciego... por pena. Yo quería formar una empresa", expresó el joven en diálogo con El Tribuno.

Gracias al apoyo emocional y económico de su padre y un crédito de la Subsecretaría de Comercio del Ministerio de Producción, Santiago pudo hacer realidad su sueño. De a poco pudo devolverle el dinero a su padre, que fue el primero en creer en él, y ahora pudo abrir su fábrica de conservas.

"Tenemos una muy buena receta, pero nos falta darnos a conocer para afianzarnos en el mercado y aumentar las ventas", que aclaró que si bien hoy solo puede cubrir el costo de la empresa, confía en que es parte de un proceso hasta que su marca se conozca y pueda despegar.

Santiago de la Cuesta, Atacopampa, Salta
Santiago de la Cuesta, Atacopampa, Salta

De la empresa forman parce Celedonio, el hermano de Santiago, Fátima Villada, su novia, una diseñadora gráfica, una contadora y un abogado.

El propio Santiago es quien cada día prepara las conservas con la ayuda de su novia, quien le hace las compras, y una ayudante que se dedica a cortar y picar la materia prima para realizar las conservas, aunque aclaró que solo lo hace sin problema, pero se demora un poco más.