“¿Qué carajo es demasiado cuando se trata de amar?”, la columna de Agustín Artucio Verzeñassi del Azar

En una nueva columna semanal, el escritor paranaense reflexiona sobre el amor.

Agustín Artucio Verzeñassi del Azar
Agustín Artucio Verzeñassi del Azar

Hoy temprano me lo puse a pensar después de escuchar que alguien acusaba a otra persona de haber “amado demasiado”.

¿Existe algo como amar demasiado?

¿Cómo se mide? ¿Qué significa?

¿Tendrá que ver con lo que se hace por amor?

¿Es el haberlo dado todo por amor realmente algo de lo que uno debe arrepentirse?

Soy de los que creen que no hay tal cosa como demasiado en el amor.

Uno ama y ya. Y cuando se lo hace de verdad no hay tal cosa como un medidor.

¿Cómo se pone límites a algo tan inexplicable como el amor?

Que llega de repente y te da vuelta el tablero.

Que cambia de golpe todas las reglas del juego.

Es otra de las particularidades de nuestra sociedad esa de mostrarse tan reacia a amar.

De vivir intentando controlarlo todo, explicarlo o buscarle un razonamiento lógico.

No existe cosa tal como amar demasiado o dar demasiado por amor. 
Que el amor no se explica ni se mide, se siente y se demuestra.

En el amor, cariño, no hay demasiado, porque cuando uno está enamorado no tiene idea de lo que eso puede significar. Podría decir que nada es suficiente.

Y en cuanto a arrepentirte después, no deberías arrepentirte jamás de lo que hiciste por amor. Aún cuando haya terminado mal.

Porque si lo hiciste fue porque así lo sentiste y eso jamás va a estar de más.

Recordalo, aprendé de eso, pero no te arrepientas.

Ni te cierres ni te prives de volver a amar una vez más.

No hay tal cosa como amar demasiado.

Porque cuando se ama de verdad jamás es suficiente.

Es inexplicable, lo sé. Pero eso es el amor, una cosa inexplicable capaz de volver al mundo un mundo mejor. Aunque a veces termine con la ruptura de un corazón.

Y una cosa más voy a agregar.

El contrario de amar jamás será odiar.

Es la indiferencia.

Pues, solo al ser indiferente se puede volver a empezar.