Talleres tuvo su fiesta completa en el clásico

En un partido ideal, en un Kempes con 45 mil personas, la T goleó a Belgrano. Todo fue para el albiazul. La preocupación se fue para Alberdi.

Fiesta y emoción todo eso vivió Talleres
Fiesta y emoción todo eso vivió Talleres

Pegando en los momentos justos. Con una contundencia que no se había visto en toda la Superliga, Talleres goleó a Belgrano y se floreó en el clásico. Ramírez, de penal, en el cierre del primer tiempo y dos goles de Nahuel Bustos, en el inicio del complemento, sirvieron para coronar una tarde inolvidable.

Más de 45 mil personas le dieron color a este clásico con las dos hinchadas. El colorido inicial, la parafernalia desplegada con el recibimiento lleno de papelitos, banderas, humo de colores, globos sirvió para una buena introducción de lo que fue después.

En un primer tiempo que rozaba lo pobre por lo poco generado por ambos equipos, Talleres se encontró con una jugada entre Maroni y Ramírez, en el cierre de la etapa que derivó en el penal que el mismo Ramírez transformó en gol.

Y, en el inicio del complemento, los dirigidos por Juan Pablo Vojvoda le metieron dos golpes de nocaut al Celeste por intermedio de Nahuel Bustos, en dos oportunidades, Talleres se puso 3-0. A los 2, con una pelota robada con supuesta falta a Lugo,  que terminó con un disparo del juvenil que se coló en el ángulo derecho de Rigamonti. Y, dos minutos más tarde, el mismo Bustos puso el tercero aprovechando un quedo defensivo del pirata.

Los nervios y la impotencian se adueñaron de todo Belgrano que nunca encontró el camino para llegar al descuento. Y, cuando podía llegar al área rival, se encontraba con Guido Herrera, el arquero de la T que siempre resolvió bien lo que le cayó cerca.

Con el 3-0 a favor, los albiazules se empezaron a florear. El "ole, ole", que bajó de la tribuna fue un agregado más para un histórico triunfo. Los albiazules disfrutaron a más no poder, con toda justicia, del clásico ganado.

Desde la tribuna de enfrente, después de asimilar el golpe y de ver, con resignación, cómo el equipo no podía hacer pie en el clásico, se dedicaron a hacer lo que saben: alentar hasta el final con la habitual afirmación que a Belgrano se lo banca "en las buenas y en las malas mucho más".

Y así pasó un nuevo clásico. Talleres festejó con todo y encara este descanso del fin de semana próximo con el ánimo para arriba. En el Celeste, todo fue preocupación.