Kudelka; de aquella pesadilla a quedar en las puertas del cielo

Este viernes Andrés Fassi anuncia el final de ciclo para el entrenador. Juntos encararon y consiguieron la transformación de Talleres, del ascenso en Formosa a la Copa LIbertadores. Una etapa difícil de igualar. 

De aquel caluroso enero de 2015, a una fría despedida. Algo se desgastó en el camino, demasiado.
De aquel caluroso enero de 2015, a una fría despedida. Algo se desgastó en el camino, demasiado.

Desde mediados de enero de 2015 a este viernes 18 de mayo de mayo de 2018, un largo recorrido. Y por sobre todo, exitoso. Frank Kudelka asumió la responsabilidad de devolver a Talleres a los primeros planos, sacarlo del infierno en el que se consumía, el Federal A y elevó nuevamente a la categoría internacional.

Una misión similar, cada uno desde su investidura, a la que se abocó Andrés Fassi, flamante presidente Albiazul cuando tomó su primera decisión trascendente: elegir a Kudelka. Los dos acertaron y cumplieron. Por eso Talleres aparece otra vez en el umbral de la Copa LIbertadores.

De la indiferencia con la que el técnico fue recibido por la parcialidad Albiazul, descreída y agobiada por las frustraciones de una década infame, Kudelka pasó a ser ovacionado. Como ocurrió ante Huracán, cuando ya se vislumbraba que sería su último partido como local en el Kempes.

El Profe se terminó metiendo en el corazón de la gente. Este sábado, ante Boca, será aclamado.
El Profe se terminó metiendo en el corazón de la gente. Este sábado, ante Boca, será aclamado.

Este sábado un estadio colmado lo volverá a aclamar de pie, en un reconocimiento general, cuando Talleres enfrente en un amistoso al bicampeón Boca. Elogios y agradecimiento para el Profe, de una hinchada difícil de conquistar.

El largo camino fue de ese arduo y traicionero Federal A, de aquel Kempes con 60 mil hinchas empujando ante Unión Aconquija un festejo que se desataría al final en Formosa, hasta este viernes, en el que se oficializa el adiós al entrenador.

En medio pasó una B Nacional ganada de punta a punta, invicto, más rápido de lo que los más optimistas soñaban, y con ribetes heroicos por actuaciones como la de Pablo Guiñazú, cuando una sombra de dramatismo nublaba el horizonte de Primera.

También el regreso al fútbol grande, la propuesta audaz y a la vez distintiva de hacer pie en la categoría, y Fassi para sostenerlo después de esas cinco fechas sin victorias.

Y el despegue. La racha, la pulseada que se le empezó a ganar a Belgrano en el torneo aparte entre los clásicos (paradogicamente, Kudelka se van sin poder vencer al Pirata, lo que le faltó para compararse por ejemplo, con Ricardo Gareca); y el salto de calidad.

En ese primer torneo en Primera, se quedó a un suspiro de ingresar a Copa Sudamericana. Y se redobló la apuesta para esta temporada, en la que la campaña trepó a niveles tan insospechados que entrar a la Sudamericana se convirtió en premio consuelo. Había que ir por la Libertadores. Y ahí está.

Un largo y fructífero recorrido de 114 partidos en total, de los cuales ganó 60 y sólo perdió 19. Demoledor. Una exitosa fórmula entre Fassi y Kudelka que dio inicio en el caluroso enero de 2015 en la sede Albiazul, y termina este viernes en la Boutique, tal vez con una frialdad difícil de entender.

Los dos, excluyentes protagonistas de un ciclo dorado para Talleres, saben lo que pasó y porque esa relación tan beneficiosa, se fue esmerilando. Y después de un largo recorrido, los caminos de Kudelka y Talleres se bifurcan, se separan. Hasta quizá algún pronto reencuentro prometido.