El cambio climático podría hacer colapsar a uno de los glaciares más grandes de la Antártida

Se trata del gigantesco Thwaites, una masa de hielo de 200.000 kilómetros cuadrados en el que se encontro agua tibia recorriendo su interior, lo que acelera el proceso de descongelamiento y amanaza en aumentar el nivel de los océanos en un nivel significativo.

Glaciar Thwaites.
Glaciar Thwaites.

Actualmente, los glaciares ocupan el 10% de la superficie de la Tierra. Unos 15 millones de kilómetros cuadrados que pueden datar de hasta varios cientos de miles de años, por lo que sus núcleos son verdaderas cajas del tiempo: las burbujas de aire atrapadas revelan la composición atmosférica, las variaciones de temperatura y los tipos de vegetación.

Esos fragmentos de atmósfera, que almacenan alrededor del 70% del agua dulce del mundo, pueden reconstruir cómo y por qué cambió el clima, pero también cómo podría cambiar en el futuro.

Glaciar Thwaites - Antártida.
Glaciar Thwaites - Antártida.

Gigantescos pero frágiles, preservarlos es vital para nuestra existencia, ya que si se derriten el aumento del nivel del mar podría descontrolarse y amenazar a poblaciones enteras. Por eso, la detección de una corriente de agua tibia justo debajo de un glaciar en la Antártida hizo sonar las alarmas.

Desde hace tiempo los científicos saben que el glaciar Thwaites es inestable y se está derritiendo. De hecho, la cantidad de hielo que fluye de esta región casi se duplicó en los últimos 30 años. Pero encontrar agua tibia en el límite donde el hielo se encuentra con la tierra empeora el escenario, ya que podría devorar lentamente su base y hacer colapsar una masa de 200.000 km2.

Mapa
Mapa

"El agua se encuentra más de dos grados por encima del punto de congelamiento. Si su flujo es sostenido, eventualmente provocará el derretimiento del Thwaites", explicó David Holland, director del Laboratorio de Dinámica de Fluidos Ambientales de la Universidad de Nueva York, en diálogo con Ámbito.

Holland es parte de la International Thwaites Glacier Collaboration (ITGC), una misión liderada por Estados Unidos y el Reino Unido para investigar el glaciar y su región oceánica. El primer video de la cresta rocosa debajo del nivel del mar que soporta la enorme plataforma de hielo flotante fue grabado por Icefin, un robot en forma de torpedo que llegó a uno de los lugares más inaccesibles de la Antártida a través de un agujero de 700 metros de profundidad. Allí está el punto de quiebre: si el agua tibia se entromete debajo del glaciar puede hacer que se retire de la cresta y lo conducirá a su colapso final.

Robot explorador.
Robot explorador.

Tal como sospechaba, para Holland la corriente de agua templada es "un indicio más, junto a otros datos recientes, de que el cambio climático está jugando un papel importante".

Está claro que en los últimos dos siglos la actividad humana y el uso de combustibles fósiles en el transporte y la industria aumentó la cantidad de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero. Al absorber el calor que se irradia desde la superficie terrestre y elevar la temperatura de la atmósfera lentamente, son la causa de la mayor parte del calentamiento global y la retirada de los glaciares en los últimos 50 años.

Si no se logra evitar el derretimiento de los glaciares de la Antártida, el consecuente aumento en el nivel del mar se sentirá en las partes más habitadas del mundo. La sola desaparición del Thwaites puede tener un impacto significativo, ya que la masa de agua representaría aproximadamente el 4% del incremento global del nivel de los océanos. "Eso cambiará los ecosistemas a lo largo de las costas, la pesca, la biodiversidad, afectará los arrecifes de coral y tendrá muchos otros impactos", señaló el científico.

Thwaites.
Thwaites.

Los testeos de la misión seguirán, al menos, durante los próximos tres años, en los que se estudiará cómo evoluciona el límite del glaciar y cuál es su movimiento, la composición de su núcleo y se mapeará las características del hielo y la roca madre con datos de radar. También se buscarán pistas sobre su historia reciente y se monitoreará la circulación oceánica y las tasas de derretimiento, en un intenso despliegue que involucrará a más de 60 científicos y estudiantes.