Hay un familiar detenido por el doble homicidio en Juan Llerena

El estado en el que estaban los cadáveres dificulta el hallazgo de pruebas. La Policía asegura de que no se trató de un accidente, sino de algo intencional.

“La Esperanza”.  En esa estancia, ubicada unos 15 kilómetros campo adentro de la autopista 55, encontraron los cuerpos calcinados. Foto: Juan Andrés Galli/El Diario de la República.
“La Esperanza”. En esa estancia, ubicada unos 15 kilómetros campo adentro de la autopista 55, encontraron los cuerpos calcinados. Foto: Juan Andrés Galli/El Diario de la República.

Durante la mañana del martes la Policía de San Luis encontró a una madre y su hijo calcinados en su vivienda "La Esperanza", una estancia ubicada unos 15 kilómetros campo adentro de la autopista 55, no muy lejos de la localidad sanluiseña de Juan Llerena. Las víctimas son Mirta Reich y Alexander Aime, eran de Río Cuarto, pero vivían en ese establecimiento rural desde hacía unos 30 años.

La tranquilidad campestre se irrumpió cuando alertados por un llamado telefónico, que ingresó desde Río Cuarto, el personal policial se enteró sobre el incendio en el lugar, según confirmaron fuentes de la investigación a el diario El Puntal.

Los bomberos se llevan los restos. el estado en que estaban los cadáveres dificulta el hallazgo de pruebas. Fotos: El Diario de la República.
Los bomberos se llevan los restos. el estado en que estaban los cadáveres dificulta el hallazgo de pruebas. Fotos: El Diario de la República.

Las víctimas pudieron ser identificadas a pesar de que bajo las llamas también sucumbió la documentación. La mujer tenía más de 70 años y su hijo, alrededor de 45, le dijo a El Diario de la República una sobrina de la anciana que viajó desde La Punilla hasta "La Esperanza", cuando se enteró a través los medios de lo sucedido. 

Madre e hijo eran de Río Cuarto, pero vivían en ese establecimiento rural desde hacía unos 30 años. El marido de Mirta y sus dos hijos más jóvenes habían muerto hace tiempo, uno de ellos en un accidente. La mujer solo contaba con Alexander y con una hija, que vive en Río Cuarto, comentó una fuente al mencionado medio local.

Esa hija fue quien llamó al 911, desde Rio Cuarto, durante la madrugada del martes. Según trascendió, ella avisó que en "La Esperanza", situada en el kilómetro 804 de la ruta 55, a la que se accede después de recorrer 14 kilómetros y medio por un camino de tierra conocido como "La Cordobesa", algo, tal vez un robo, había ocurrido.

Es así que los policías de Río Cuarto se comunicaron con sus colegas de San Luis; ya que por jurisdicción, el hecho le correspondía a la Subcomisaría 7ª de Juan Llerena. Una vez allí, el personal de esa seccional solicitó la asistencia de los bomberos de "El Fortín" de Villa Mercedes.

Los rescatistas tardaron casi una hora y media en sofocar el fuego, estimó el comisario general Oscar Contrera, jefe de la Unidad Regional II. De hecho, cuando el jefe policial y el juez instructor Leandro Estrada llegaron a la estancia todavía una gruesa columna negra de humo se desprendía de la vivienda.

En medio de las tareas de extinción, los bomberos notaron lo que podrían ser dos cuerpos. Uno, los investigadores creen que el de Mirta, estaba en una de las seis habitaciones de la casa. El otro estaba a la intemperie, donde había otro foco ígneo, comentó Gabriel Giménez, el comandante de "El Fortín". Ese segundo cadáver estaba a poco más de 80 metros de la casa, cerca de un enorme galpón de chapas, que madre e hijo usaban como depósito y cochera.

“La Esperanza”.  En esa estancia, ubicada unos 15 kilómetros campo adentro de la autopista 55, encontraron los cuerpos calcinados. Foto: Juan Andrés Galli/El Diario de la República.
“La Esperanza”. En esa estancia, ubicada unos 15 kilómetros campo adentro de la autopista 55, encontraron los cuerpos calcinados. Foto: Juan Andrés Galli/El Diario de la República.

Estiman que así es porque, por las características de la casa donde hallaron a la mujer, sería su dormitorio. El cuerpo estaba sobre un montículo de restos carbonizados, tal vez lo que quedó de su cama.

Contreras aseguró que el incendio fue intencional y que la vivienda está quemada en un 90 por ciento, por lo que existe peligro de derrumbe. 

Los peritos de los Bomberos de la Policía trabajaron desde las 2 de la madrugada hasta cerca de las cuatro de la tarde del martes, tratando de determinar dónde y con qué fue iniciado el fuego. Aunque todavía no pueden asegurarlo, los investigadores presumen que el incendio fue provocado con un líquido de rápida combustión. De lo que sí no tienen dudas es que no se trató de un accidente, sino de algo intencional.

La forense Sandra Miatello fue quien examinó los cadáveres para establecer si tenían lesiones que les permitan a los investigadores reconstruir qué fue lo que sucedió. Como por ejemplo, si antes del incendio madre e hijo ya habían sido asesinados.

"No tenemos todavía una hipótesis formada sobre lo que pasó. Pero el personal está hablando con vecinos de la zona, también averigua el entorno laboral y familiar de las víctimas para tratar de responder algunas preguntas, más allá de intentar establecer cuál pudo ser el móvil" del doble homicidio, comentó el jefe de la Regional II.

A quien buscaban es Claudio Nahuel, un sobrino nieto de Mirta. De acuerdo a las averiguaciones el hombre, además de vivir con las víctimas, trabajaba para ellos en "La Esperanza". Hasta ayer, a la tarde, su paradero era desconocido.

Otra cosa que la Policía trataba de localizar era la camioneta de madre e hijo, que también había desaparecido de la estancia.

El móvil del homicidio: ¿el dinero?

Según los investigadores aún no arriesgan una hipótesis sobre qué fue lo que motivó al o los asesinos de Mirta y Alexander, pero, según una fuente reveló a El Diario de la República que no está lejos que el doble crimen tenga su origen en un interés económico. Debido a que "La Esperanza" no es un campo pequeño. No tiene menos de 1.500 hectáreas. Está destinado a la cría de ganado, que está en excelentes condiciones.

Además de la casa donde vivían las víctimas, "tipo chalet, paredes de piedra y techo de loza", como describió el jefe de los bomberos, había dos galpones que funcionaban como depósitos y otra vivienda más pequeña, destinada a los empleados rurales que en algún momento tuvieron. Todo ello da cuenta de que no tenían precisamente un mal pasar económico.