El domingo a la mañana unos pescadores, cerca del murallón central del Dique Saladillo a 55 kilómetros de la ciudad de San Luis, encontraron un cuerpo flotando y tras un intenso operativo, la Policía trasladó el cuerpo a la Morgue Judicial. La autopsia reveló que el hombre fue asesinado, estaba en una bolsa de arpillera y tenía tres disparos.
El juez Ariel Parrillis y los investigadores de la Policía confirmaron a El Diario de la República que al hombre asesinado le pegaron tres tiros, lo metieron en una bolsa arpillera, le hicieron unas ataduras con alambre y lo arrojaron a las aguas del dique Saladillo. "Se trata de una persona de aproximadamente 70 años" indicó Parrillis y reveló que el hombre tenía tres impactos de bala. Uno en el mentón, con orificio de entrada y salida, que le habría causado una herida casi superficial; uno en la espalda, que le perforó un pulmón, y el tercero en la nuca.
El segundo le ocasionó una hemorragia que desencadenó la muerte. Y probablemente el tercer balazo, en la cabeza, completó el proceso.
Los proyectiles de los dos primeros disparos atravesaron el cuerpo del hombre y el tercero quedó alojado en el cráneo. La forense lo extrajo para que los peritos en balística de la división Criminalística lo analicen y determinen, entre otros datos, de qué calibre es.
El director general de Coordinación Judicial de la Policía, comisario general Pablo Álvarez confirmó que el espejo de agua donde lo encontraron no fue la escena del crimen, por lo que no fue necesario preservar la zona y eso motivó a que el juez ordenara la remoción del cuerpo y el traslado a la morgue judicial de San Luis.
Algo curioso es que la bolsa arpillera no lo envolvía en su totalidad, al parecer, sino en poco más de la mitad. En la morgue ya cuando se la quitaron, apreciaron que era un hombre de edad avanzada, de más o menos un metro setenta, de alrededor de 75 kilos. Tenía puesto un vaquero azul, sujeto con un cinto de cuero crudo, blanco, una remera negra, un chaleco negro y borceguíes de trabajo negros, marca “Ombú”.
La forense estimó que la muerte podía datar de hasta unas 72 horas, reveló el juez.
Los hombres de Homicidios y de la Dirección General de Investigaciones estaban a la expectativa por si alguna dependencia policial recibía alguna solicitud de paradero de personas que reunieran características similares a las de la víctima. Pero, hasta las primeras horas de anoche del domingo, no habrían registrado ninguna.
