En los últimos meses, un nuevo movimiento que busca proteger el medioambiente y la salud se volvió bastante popular en Estados Unidos. El mismo promueve no utilizar jabón, por lo que algunos de sus adeptos se bañaron por última vez hace diez o quince años.
Para este grupo, los beneficios son varios: además de estar al margen de la industria de la cosmética y de los productos de higiene corporal, se ahorran los 15 minutos de agua que en promedio un adulto demora en bañarse y también protege el microbioma humano. Es decir, uno de sus objetivos es "llamar" a una flota de bacterias y organismos saludables para que vivan en sus cuerpos en simbiótica armonía.
El diario inglés The Guardian realizó una investigación sobre este estilo del vida al que llama "seco". Uno de sus entrevistados, David Whitlock, lleva 15 años "antijaboneando". Desde entonces, además de tener una "piel balanceada" y "ni una gripe", asegura que no tiene olor en el cuerpo. "Durante los primeros meses fue algo raro, pero después dejé de extrañar bañarme", detalló.
Años atrás, Whitlock empezó a hacer experimentos hasta llegar a la Ammonia-Oxiding Bacteria, que ahora vende al mundo en formato de spray desde la sede de la compañía, en Cambridge, Massachusetts. Explica que así como lo hace con los gérmenes, el jabón elimina los aceites protectores de la piel y altera su PH. "Por eso deberíamos frenar la obsesión con la higiene corporal", sentencia.
Por su parte, desde la Sociedad Argentina de Dermatología (SAD), apoyan el concepto pero siguen recomendando bañarse. Según Clarín, aconsejan que los argentinos que quieran cuidar el microbioma humano usen jabones "sin el compuesto químico del jabón", que no provienen de grasas ni aceites y su PH es más bajo que el de los jabones normales.