Los avances en la investigación por el crimen en la joyería de Mendoza al 900, registrado el Jueves Santo, revelaron una historia desconocida hasta el momento con fuertes vínculos con el delito.
Según datos oficiales, Miguel Ángel Gómez, quien fue degollado en su comercio por una persona que presuntamente conocía, no era simplemente un joyero. El hombre de 66 años, cumplía una pena de prisión condicional por oficiar como reducidor de una grupo de ladrones que se hacían llamar "La banda de los palieres", puesto que robaban en departamentos céntricos de la ciudad.
Los delincuentes cometieron unas 30 entraderas entre enero de 2015 y octubre de 2016 en viviendas de mujeres mayores, ante las cuales los malvivientes se presentaban como empleados de la Administración Nacional de Seguridad Social (Ansés) para poder ingresar sin forzar la puerta.
Una vez con el botín, recurrían a Gómez, que aportaba su comercio e infraestructura para reducir las joyas robadas y hacerlas circular en el mercado bajo una apariencia de legalidad.
Por eso al ser encontrada la víctima degollada sobre un charco de sangre, y al observar que no había indicios de que tratara de un homicidio en ocasión de robo, es que cobró fuerza que el crimen pudiera estar relacionado a sus vínculos con el hampa local, aunque esa hipótesis no se encuentra firme.