Buscan recuperar espacios tomados por grupos delictivos

El Estado pudo liberar 20 viviendas que estaban usurpadas y además derribó búnkers de venta de drogas. 

El Estado lleva adelante tareas para desterrar bandas delictivas. (La Capital)
El Estado lleva adelante tareas para desterrar bandas delictivas. (La Capital)

Desde hace un mes personal municipal, provincial, fiscales del Ministerio Público de la Acusación (MPA) y fuerzas de seguridad llevan adelante una serie de medidas para desterrar bandas delictivas y así atenuar el grado de violencia que hay en algunos barrios de la ciudad. Una de las zonas afectadas es la comprendida entre las calles Grandoli, Gutiérrez, Hipócrates y Lola Mora.

En la actualidad, sobre la esquina de Lola Mora y Lorenzini, dos operarios trabajan para demoler una de las tantas construcciones irregulares que tapan el ingreso peatonal a uno de los complejos de viviendas. La pared de una de las nueve cocheras edificadas sin autorización deja encerrada una columna del alumbrado público.

En las últimas tres semanas, en esa fracción de monoblocks se recuperaron 20 viviendas usurpadas por un grupo minoritario que se valió de jóvenes armados, a veces adolescentes, para correr a sus moradores por la fuerza. También se abatieron edificaciones usadas como búnkeres, o para esconder a objetos robados o a personas con pedido de captura.

Uno de los lugares usurpados en esta fracción de nueve manzanas es el local donde funcionaba el destacamento policial. En ese sector de la ciudad hay 1.070 viviendas en las que viven 5 mil personas. Es la tercera parte de un barrio sometido a una violencia descompuesta, donde hubo reiterados ataques a balazos, pérdidas de vidas humanas, venta de drogas y amenazas.

En esa zona, el Estado pretende reordenar el espacio público entre los 20 monoblocks —o núcleos como se los llama— y atemperar una conflictividad que hizo sentir a los vecinos, dicho con sus palabras, ser rehenes en su propio barrio.

Además de la violencia diaria que se vive allí, el barrio también se vio afectado en construcciones ilegales que alteraron la fisonomía del mismo y bloqueaban caminos internos hacia las calles donde circulan autos.

Esta situación angustiaba a los vecinos, que quedaron durante mucho tiempo a merced de adolescentes usados como matones, vacíos de presencia institucional, construcciones ilegales y bandas delictivas. Lo cierto es que ahora, de a poco, el panorama es un poco más alentador.