Las personas consultadas por Vía Río Gallegos desarrollan actividades como monotributista, viven en pareja, otros son solteros, de la comunidad gitana o empleados pero todos tuvieron que adaptar algo de sus rutinas por el aislamiento obligatorio.
La premisa que se repite y trata de cumplir a rajatabla es salir lo menos posible al supermercado, y sólo se sale dos veces a la semana. En el caso del monotributista, "se gasta más porque todo aumentó".
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En cuando a la educación todo se realiza de manera virtual, reforzando con contenidos de la tele y de la web de educación. Al respecto de su trabajo, se vio afectado ya que es técnico en informática y solo ha podido realizar un 20% de su trabajo.
En cuarentena, algunas cosas cambiaron: "Sobre todo la rutina del sueño, los horarios de trabajo y tenemos más tiempo. No nos gusta el encierro", sentenció.
Un empleado municipal, soltero, ha salido desde que se implementó la cuarentena solo cuatro veces a comprar alimentos. En cuanto a lo laboral, "por más que soy empleado municipal y que esté cobrando, el no poder ir a realizar mis tareas habituales me ha producido inconvenientes".
"Cambiaron mis hábitos alimentarios, sociales, de esparcimiento, por ejemplo, con un grupo de amigos los viernes nos juntábamos a jugar al futbol y no podemos realizarlo. Asique lo que no soporto es el aislamiento".
Un integrante de la comunidad gitana indicó que solo sale a comprar alimento y a la farmacia. Al ser comerciantes, las ventas y todo lo relacionado con ello se han disminuido de "forma dramática". Para él cambiaron todos los hábitos, donde "se comenzó a charlar más, a mirar televisión, pero lo que nos ha afectado es el no poder continuar con mis tareas habituales".
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Consultado un Pastor Evangélico indicó que sale ya que posee un permiso de circulación por su tarea social y su labor no ha cambiado ya que "la gente ha tenido una alta demanda de atención social en esta cuarentena".
Un empleado hotelero indicó que se encuentra con sus compañeros y huéspedes en cuarentena, por lo que no hemos podido salir. "El no poder salir me modificó de forma abrupta mis relaciones y hábitos. Dentro del hotel las cosas se modificaron al punto que en los cuartos sólo se lleva alimento, dejándolo fuera de la habitación y la limpieza es esencial fuera de los cuartos, dentro de ellos cada huésped debe ocuparse".