Evelyn y su esposo son un matrimonio joven que están comenzando de a poco como cualquier familia puntaltense. Lograron hacer su casita en el barrio Nueva Bahía Blanca y mientras ella termina sus estudios universitarios y trabaja, él también hace lo propio.
Evelyn contó que "desde que comenzó el aislamiento salimos de a uno a realizar las compras, sea en el comercio del barrio o en los supermercados. Pero además, por la baja presión de agua en los días de calor, nos quedamos sin el servicio y tuvimos que buscar en casa de amigos. Pero somos previsores y juntamos durante el día".
"Como estamos limitados para trabajar, mi esposo lo hace a distancia, pero yo soy consultora de productos y solo se vende saliendo de casa. Eso hizo que debamos gastar lo justo y necesario en esta cuarentena. Además, soy estudiante de Bioquímica y ésta situación me impide realizar las prácticas en el hospital", continuó.
En cuanto a los cambios en sus rutinas, detallaron: "Llevamos adelante una vida más sedentaria, sin horarios para levantarnos, acostarnos, almorzar entre otras cosas. Somos católicos y nos afecta no poder ir a misa pero buscamos rezar más".
"Es difícil el encierro, aunque tengamos patio, psicológicamente nos afecta el no poder movernos libremente, como el no poder estar con nuestros seres queridos", finalizó.