"Estamos solitos, vengan a charlar y tomar mate": el llamado de una pareja de 84 años

El llamado fue atendido en la Comisaría de la Mujer de la Chacra 148 en el Oeste de Posadas, donde está el corazón de Villa Cabello.

La pareja de adultos mayores, ambos de 84 años, llamó a la Policía de Posadas para que vienieran a su casa a charlar. Se sentían solos. (Pol de Misiones)
La pareja de adultos mayores, ambos de 84 años, llamó a la Policía de Posadas para que vienieran a su casa a charlar. Se sentían solos. (Pol de Misiones)

El teléfono sonó este sábado en la Comisaría 7ª en un barrio del oeste de Posadas. Atendió una ayudante de la jefa de la Comisaría de la Mujer del Oeste y una voz dulce y tímida sonó al otro lado de la línea. No lo podía creer, al principio, y temió una broma.

Pero no. La vocecita de Nelly y el tono pausado pero varonil de Senén sonaron como una armonía coral en los oídos de las policías. –"Somos mayores, estamos solitos y queríamos invitarlos a tomar mate y charlar a nuestra casa".

Enseguida se armó la comisión y en la casa de Nelly y Senén -ambos de 84 años- comenzó una ronda de charlas y de mates, cada uno con el suyo, en el que no faltaron los bizcochitos dulces y las chipas.

Cada un tomó de su mate (Foto: web)
Cada un tomó de su mate (Foto: web)

La reunión comenzó al mediodía y los contertulios hablaron de todo. En especial de las familias. La casa de la pareja de adultos mayores queda en la Chacra 148, en el corazón del barrio de Villa Cabello.

La pareja de "abuelitos" como cariñosamente les dicen las policías a la pareja, les contó que no tenían familiares cercanos como para compartir un momento. "Nos sentimos solos, más aún en la cuarentena", dijeron Nelly y Senén.

Pasaron un rato de amable calidez, bromearon, rieron y por supuesto hubo alguna lágrima furtiva de nostalgia por un dolor que que aún sangra o una alegría que no se olvida y emociona. Y las policías le dieron valor agregado al encuentro porque consultaron con la Defensoría de turno, que dispuso brindar asistencia a los octogenarios. Y, por sobre todo, visitarlo por fuera de los fríos expedientes. De corazón a corazón.