Un preso defecó y se comió sus heces

Por esta conducta se le realizó un examen psicológico y se determinó que es una persona peligrosa. Qué pasa si comes tu propia materia fecal. 

Calabozo
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Un hombre que estaba detenido en La Comisaría 24 de San Rafael por violencia de género defecó y se comió sus propias heces. Lo hizo poco antes de ser trasladado a la penitenciaría del sur mendocino.

Este lunes, la doctora Andrea Lorente, Fiscal de Instrucción y Penal de Menores de Malargüe, informó que "por esta conducta se le realizó un examen psicológico, resultando ser una persona que representa un riesgo grave para terceros". 

Lorente en su comunicación con la prensa local, añadió que el hombre posee tres condenas previas por el mismo delito, siendo la última en el año 2017. La Justicia determinó su traslado a la Penitenciaría de San Rafael, informa Sitio Andino.

¿Qué pasa si comes tu propia materia fecal?

Según tres profesionales cuyas respuestas justifican más abajo: si no estás enfermo, comer tus heces no te enfermará. 

Daniel Pomp, profesor en UNC School of Global Public Health, asegura que comer heces no es del todo dañino si estas provienen de un individuo saludable, pues las bacterias que ahí se encuentran son las mismas que viven en el sistema digestivo de quien las produce, incluso refiere una investigación publicada hace poco en el New England Journal of Medicine en la que se descubrió que trasplantar heces de un individuo a los intestinos de otro, cura con mayor efectividad ciertas infecciones bacterianas que los antibióticos regulares.

Parul Agarwal, profesor asistente de gastroenterología y hepatología en la Universidad de Wisconsin, comparte un punto de vista similar sobre el asunto: consumir los desechos corporales es "perfectamente sano", dice, porque la orina es estéril y porque la materia fecal, aunque no tiene esta misma característica, tiene la ventaja de que los organismos posiblemente tóxicos son los mismos que ya llevas contigo.

Lars Eckmann, de la Universidad de California en San Diego, abunda sobre el hecho, también reconoce que en teoría la coprofagia no es tóxica (siempre que las heces no estén contaminadas) y, lo más interesante, sostiene que hay una posibilidad ligera de que esta práctica incluso fortalezca la salud al ofrecer al cuerpo una segunda oportunidad de absorber los nutrientes que omitió en la primera digestión.

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